El nuevo milenio ha llegado al Mérida. Dani Pérez (Calamonte, 2001) se convirtió el pasado jueves en el primer jugador nacido en el siglo XXI en debutar con el combinado romano en partido oficial. El joven jugador ‘pecholata’ pertenece a la llamada generación Z, una generación marcada por su irreverencia. O eso dicen.

Dani Pérez demuestra esa irreverencia en el verde. En los diez minutos que jugó ante el Olivenza ya dejó muestra de su calidad. Desparpajo y regate. «Estaba nervioso, pero cuando salté al campo me sentí muy cómodo. Los compañeros me apoyaron en todo momento», describe Pérez. La próxima campaña formará parte de la primera plantilla, en principio.

A sus 17 años, 11 meses y 19 días, el extremo romano muestra una madurez impropia. Aunque también reconoce que juega a la PlayStation y que es bastante activo en redes sociales. La edad no perdona. «Fue una alegría muy grande ver a toda la gente animándome y apoyándome», incide. Sin duda alguna, desprende ‘romanismo’ por sus cuatro costados.

Santi Amaro marca su camino. «Me dijo que lo disfrutase y que aprovechase esta oportunidad, que era lo único que tenía que hacer en ese momento. Para mí es una bellísima persona, es un ejemplo a seguir como jugador y como persona. Le escucho siempre y hago caso a sus consejos», confiesa claramente Pérez.

Sueño cumplido

Debutar con el Mérida en partido oficial era su sueño. Logro desbloqueado. Ya defendió la elástica romana ante el Betis en un partido amistoso este verano. «El sueño era debutar con el primer equipo en partido oficial y se ha cumplido. Ahora tengo otras metas, pero siempre pasito a pasito, como me dice mi padre», asegura.

Pronto podrá poner en su currículo futbolístico el título de liga, que cada vez está más cerca para el Mérida. «Si este fin de semana se gana todo se pone muy de cara, lo acariciaríamos con la yema de los dedos», dice el futbolista. Necesita mejorar el resultado que logre el Cacereño y para eso necesita que el Calamonte venza o empate ante el decano. En definitiva, el Mérida necesita un favor de sus vecinos.

Gozar de minutos es el próximo desafío de Dani. «Ojalá vuelva tener minutos para dar el máximo y aprovechar las oportunidades. Me encantaría jugar contra el Calamonte, ya que es el equipo de mi pueblo, pero en eso decide el míster», expresa. Llegó en 2013 al Mérida procedente de la cantera rabúa.

Ayudas y sacrificio

Compagina los entrenamientos con el Tercera y el juvenil, al que pertenece, pero además también saca adelante sus estudios. «Es duro, no tengo mucho tiempo libre, pero esto es lo que me gusta y tengo que aprovechar. También me sigo formando, porque también es importante. Santi Villa, Cristo o Joaquí Flores me ayudan mucho, me dan muchos consejos», indica.

Y es que si algo caracteriza a los nacidos en la generación Z es la polivalencia. Pueden adaptarse a diferentes situaciones con gran facilidad. Y Dani Pérez también lo hace. «Soy un delantero con mucha velocidad, que encara y que tiene gol. Puedo jugar por banda, pero también como delantero centro», manifiesta. El futuro del Mérida, en sus manos. Bendita juventud.