De Juan Santos Rodríguez (Cáceres, 9-6-2002) se dice a menudo que es la joya de la corona de la cantera del San Antonio Cáceres. Debutó la temporada pasada en LEB Oro y en esta ha repetido en varios encuentros, aunque sea de forma episódica, pero su protagonismo se centra en el equipo junior y en el filial, el Torta del Casar Extremadura, con el que se ha convertido en uno de los máximos anotadores nacionales del grupo D-B de la Liga EBA (12,6 puntos).

Él, un escolta-alero de 1,95, lo toma de momento con tranquilidad, aprendiendo lo máximo posible y doblando muchas veces los entrenamientos. «Armando Gómez [el entrenador del Torta y ayudante del Cáceres] me ha dado confianza, ha creído en mí», comenta, intentando sacudirse la timidez clásica de la primera entrevista de su vida. Sabe que tiene que seguir mejorando el tiro, pero también otros aspectos como el bote y la lateralidad defensiva. «Hacemos muchos ejercicios de ‘uno contra uno’. La defensa es lo primordial en el baloncesto. Ahí es donde se ganan los partidos», explica.

A Santos se le suele poner como ejemplo de que el trabajo de base del Cáceres radicado en el colegi o San Antonio de Padua puede dar frutos. El equipo de EBA ocupó plaza de descenso la temporada pasada y en esta luchará por el ascenso. «Era un reto jugar contra los buenos en la segunda fase porque es como más se mejora. Y lo hemos logrado», apunta. «Armando es muy exigente dentro de la pista, pero fuera es normal», añade. También sueña con jugar con más continuidad para Roberto Blanco, del que elogia su cercanía y su gusto por el trabajo con las categorías inferiores.

Criado en la zona de La Madrila, su padre, Juan, es visitador médico tras estudiar Veterinaria y su madre, Cristina, ejerce como secretaria. Tiene dos hermanos más pequeños, Natalia y Pablo, que es su mayor fan. Antes enamorarse del baloncesto hacía tenis. Su padrino en la Confirmación fue el exbaloncestista profesional José María Panadero, su tutor en su primer colegio, el Vedruna, y se convirtió en una persona clave para que cambiase de deporte. Desde 1ª de ESO está en el San Antonio y ahora, en 2º de Bachillerato, espera cursar Derecho y/o ADE cuando lo termine. «Es un año que marca tu vida», reconoce.

Se podría decir que el chico tiene dos ídolos: uno más divino, Luka Doncic («es muy superior en todas las facetas y desde bien pequeño lo ha demostrado») y otro terrenal, Guille Corrales. El exjugador del Cáceres, ahora en el Morón, se ha convertido en un mentor. «Es como un hermano menor. Viene mucho a casa y me intenta enseñar muchas cosas para mejorar en el basket y como persona», destaca. Nunca olvidará el ‘2+1’ tras asistencia suya en un amistoso ante el Betis, en 2018.