Faltan poco más de dos meses para el inicio de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y el debate sobre el impacto del virus del Zika está al rojo vivo.

La semana pasada, una carta abierta firmada por 150 científicos de las universidades de Oxford, Harvard y Yale, entre otras entidades internacionales, exigió la cancelación o aplazamiento del mayor evento deportivo del mundo alegando que la presencia del mosquito Aédes Aegypti en los alrededores de las instalaciones olímpicas podría suponer una amenaza para los 10.500 atletas y 450.000 turistas que acudirán a la cita el próximo 5 de agosto.

Ahora Pau Gasol ha alertado que quizá no se está diciendo toda la verdad sobre el peligro del zika. No es el único deportista en hacer sonar las alarmas, pero quizá es el más notorio y posiblemente el que más esfuerzos ha hecho por informarse, así que falta ver si se produce algún tipo de efecto dominó del miedo.

60 PAISES Para los científicos, la celebración de Río 2016 sería una opción "poco ética" y propusieron su cancelación ya que "la turbulencia en la economía, política y sociedad" que atraviesa Brasil haría que "el problema del zika sea imposible de resolver" por parte de las autoridades antes del mes de agosto. "Se trata de un riesgo innecesario que los 500.000 turistas extranjeros provenientes de todo el mundo que se dirigen a Río 2016 se expongan a la cepa antes de volver a sus países, donde la infección podría volverse endémica", apuntó la carta.

Además, se recordó que "la cepa brasileña del virus del Zika afecta a la salud de maneras que la ciencia nunca había observado antes", una referencia a los 1.434 casos de microcefalia en bebés contabilizados hasta el momento por el Ministerio de Salud de Brasil. Un número preocupante, consecuencia de que Brasil es el lugar más afectado por la epidemia, que ya se extiende por 60 países y que solamente en el país sudamericano habría infectado a 1,5 millones de personas.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no dudó en responder a la solicitud de los científicos al afirmar que "cancelar o cambiar la sede de los Juegos Olímpicos no cambiará de manera significativa la propagación internacional del virus del Zika". En este sentido, la OMS argumentó que ±las personas siguen viajando a estos países por muchos motivos y la mejor manera de reducir el riesgo es seguir con las recomendaciones de salud pública".

Una línea similar a la defendida por el nuevo ministro de Salud de Brasil, Ricardo Barros la semana pasada en la 69 Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra (Suiza), donde presentó su plan de acción contra el zika ante los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI).

"Como hice con la directora general de la OMS, Margaret Chan, tranquilicé a los atletas, la familia olímpica y los turistas que viajarán a Río de Janeiro. Demostramos todas las medidas que están siendo adoptadas por el Gobierno brasileño y discutimos la posibilidad de alguna otra acción", declaró Barros a su regreso a Brasil.

Entre las medidas el ministro destacó la contratación de 3.500 personas que se dedicarán exclusivamente a vigilar los alrededores de las instalaciones olímpicas para la eliminación de posibles focos de reproducción del mosquito Aédes Aegypti, especialmente en el Parque Olímpico de Barra da Tijuca.