Ron Dennis, jefe de McLaren-Mercedes, lucirá hoy uno de sus mejores trajes para intentar defenderse en París de la acusación de espionaje ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA).

En aquella ocasión, la FIA encontró culpable a McLaren de "conducta desleal" pero no pudo probar que el equipo se había beneficiado del dosier de 780 páginas que Nigel Stepney, exjefe de mecánicos de Ferrari, le filtró a Mike Coughlan, jefe de proyectistas de la escudería británica. Todas las voces, que son muchas, aseguran que esta vez Dennis, al que la FIA persuadió ayer de que no intentase implicar hoy a otras escuderías con ejemplos similares de espionaje, sufrirá una fuerte sanción deportiva y económica.

Dennis se encuentra solo ante el peligro. Dieter Zetsche, presidente de la Daimler Chrysler (Mercedes), dijo ayer en el Salón de Fráncfort que no quería hablar del caso. Lewis Hamilton, a su lado, insistió en que "puede ser terrible despertarse mañana y saber que te has quedado sin empleo". Fernando Alonso ha decidido quedarse en el circuito de Spa, donde el domingo se disputa el GP de Bélgica, en espera de noticias. El único que acompañará al jefe será Pedro Martínez de la Rosa, piloto probador, que, según informa Miguel Martínez desde París, arde en deseos de que le llamen a declarar como testigo, ya que él no era partidario de entregar los e-mails a la FIA.

LAS IMPLICACIONES "Esto es lo más parecido a una orgía que he visto en mi vida: todos se lanzan sobre todos", señala Bernie Ecclestone, preocupado por la repercusión que el escándalo pueda tener. "Nada de lo que está pasando tiene sentido. Esto que ocurre entre McLaren y Ferrari es una práctica habitual en la F-1. Cada vez que nosotros fichamos a un empleado de BMW o que uno de los nuestros se va a Honda, se lleva información", comenta Frank Williams.

Es evidente que, a juzgar por la opinión de los dos veteranos del circo, Ecclestone y Williams, el escándalo conocido en Europa como Spy Story (historia de espías) ha adquirido gran eco por la manera en que se ha desarrollado y, fundamentalmente, porque implica a las dos escuderías que luchan por los títulos mundiales, el de constructores (donde McLaren aventaja por 23 puntos a Ferrari) y el de pilotos (donde Hamilton y Alonso están solo separados por tres puntos y el primer ferrarista, Raikkonen, se encuentra ya a 18 puntos).

JUECES Los 26 miembros del Consejo Mundial, entre los que se encuentran dos españoles, Carlos Gracia y Joaquín Verdegay, presidente y vicepresidente de la Federación Española de Automovilismo, se citarán hoy para analizar un caso nacido de una venganza. Stepney, que amenaza con "destapar los cadáveres que Ferrari ha ido acumulando en los 10 últimos años", decidió vengarse de la scuderia tras impedirle fichar por otro equipo.

El sofisticado mundo de la F-1 está viviendo un escándalo fruto del chivatazo de un empleado, tifoso ferrarista, que trabaja en la papelería a la que acudió Trudy Coughlan, esposa del proyectista de McLaren, para fotocopiar el dosier rojo. Tuvo que llamar cinco veces a Maranello para comunicarles que les habían robado.

La chapuza no acabó ahí. Mientras Alonso y Hamilton arrasaban en el Mundial, Dennis juraba que la información solo la había visto Coughlan, que no tardó nada en confesar a los investigadores que muchos otros técnicos de McLaren habían tenido acceso a esos secretos.