Costó 4,4 millones de euros y en su momento fue ensalzado como una instalación pionera en su género que iba a revolucionar muchas disciplinas del deporte autónomico. Sin embargo, ahora la Junta de Extremadura no sabe muy bien qué hacer con 'El Anillo', como es conocido el Centro Internacional de Innovación Deportiva en el Medio Natural, que está situado en el embalse de Gabriel y Galán, al norte de la provincia de Cáceres. Esta semana, el director general de Deportes, Toni Pedrera, ha convocado una reunión con su equipo de trabajo y varios responsables del proyecto para decidir qué uso se le da en el futuro, cómo puede reformularse. Ahorrar costes es, como ocurre en todas las facetas de su gestión, su prioridad.

OTRA 'PATATA CALIENTE' Confirmado que las federaciones y los Judex tendrán un descenso del 20% en sus ayudas autonómicas y un 50% en las de la élite, esta es el próxima patata caliente que tiene que manejar Pedrera. El Anillo fue inaugurado en marzo del año pasado y desde entonces no ha generado mucha actualidad, exceptuando el Mundial de triatlón cross que tuvo lugar en sus inmediaciones. Sí ha convocado algunos cursos y en sus exteriores pueden practicarse, entre otros, atletismo, ciclismo, natación en aguas abiertas, piragüismo, remo, triatlón y vela.

La tesitura no se presenta sencilla. Es un complejo que tiene unos gastos bastante fijos de mantenimiento --que incluyen personal específico--, pero tampoco puede despreciarse porque eso haría que la inversión realizada se perdiera por completo.

El centro, con una espectacular estructura circular situada en una península en pleno embalse, pretendía en su génesis aunar siete ejes: deporte, naturaleza, investigación, desarrollo, innovación, ocio y turismo. En total, dedica 5.000 metros cuadrados dedicados a la formación, experimentación y reflexión sobre el deporte y su conexión con la naturaleza dentro de un complejo de 240.000.