La campeona del mundo y de Europa de karate Marta García Lozano afronta con resignación, pero con reflexividad, una situación única para todo el mundo. Este viernes, la almendralejense debería haber estado disputando el Europeo absoluto de Bakú, en Azerbaiyán, pero los efectos del covid-19 lo han impedido. «Es una pena todo lo que ha pasado, pero debemos aceptarlo porque estamos todos iguales. Lo importante ahora es estar en casa, ayudar a sanitarios y cuerpos de seguridad a desarrollar su trabajo y, por lo que respecta a nosotros, seguir entrenando para no perder la forma», comenta.

Le gustaría pensar más con el corazón que con la cabeza, pero se muestra realista: «me encantaría volver a competir en junio, eso está claro, pero lo veo muy difícil. Mi pensamiento es que las competiciones como tal no van a volver hasta septiembre en karate», señala. Y fija ya un reto: el Mundial senior absoluto de Dubai, en noviembre.

Para una deportista de élite como ella, no resulta sencillo afrontar entrenamientos de alto nivel en estas circunstancias. Su cuartel general está instalado en casa. Cuenta con un tatami en el sótano de su residencia que le permite hacer entrenamientos. Y lo más importante, la compañía de su hermana Paola García Lozano, una joya que sigue puliéndose. «Siempre dije que mi hermana sería mejor que yo. Se fija mucho en lo que hago y absorbe conocimientos como una esponja. Es muy buena», reconoce.

Ambas entrenan con la conexión a distancia de su entrenador, Manuel Capetillo, desde Madrid. Realizan videollamadas para que Capetillo pueda supervisar todos sus ejercicios. «No es fácil, pero lo hacemos de la mejor manera. Hemos establecido entrenamientos muy parecidos a los que teníamos en Madrid». Y reconoce que, durante este tiempo, al entrenar algo menos, se está centrando en mucho trabajo individual y en pulir detalles técnicos que la rutina diaria le dejaba menos tocar. Es un momento para seguir perfeccionando».