Será, sin duda, la gran atracción a nivel individual de la fase de ascenso a la Liga Femenina que se disputará en Cáceres del 11 al 14 de abril. Se llama Amaya Valdemoro Madariaga, es alero de 1,81, tiene 35 años y es, probablemente, la mejor jugadora de la historia del baloncesto español. Al Serrano Macayo llegará con la camiseta del Centros Unico Real Canoe librando lo que quizás sea la penúltima batalla de su gloriosa carrera: juega en LF-2 porque, tras empezar esta temporada con el Tarsus turco, dejó el club por problemas personales y necesitaba otro sitio en el que ponerse en forma de cara al Europeo de este verano.

Valdemoro es, sobre todo, una anotadora nata, una ganadora insaciable de esas que despliegan carisma. Desde hace una década el baloncesto femenino español la ha adoptado como su rostro más reconocible. O casi el único.

Gran palmarés

En su currículum está desde el título de la NBA femenina, la WNBA con las Houston Comets, a la Euroliga, pasando por múltiples competiciones nacionales en Pool Getafe, Ros Casares y Perfumerías Avenida. Líder de la selección en su progresión de los últimos años --cuatro bronces y una plata en campeonatos internacionales--, se hace raro verla en la segunda categoría. Pero a ella no parecen habérsele caído los anillos estas últimas semanas y promedia 14 puntos en 25 minutos, aunque sus porcentajes en el triple, una de sus especialidades, son bajos (16,7%, 4/24). Los entrenadores rivales saben que habrá que vigilarla de cerca y que, aún así, puede que no sea suficiente.

No vive un gran momento físico. La pasada campaña, con el Rivas, se rompió las dos muñecas, pero se recuperó a tiempo. En una reciente entrevista comentaba que sentía "dolor" al principio de todos los días, pero que no pensaba rendirse de momento. Ahora pelea en un equipo con muchas jóvenes y en la que también está una vieja conocida del basket extremeño, la pívot Mónica Garrido (ex del Femenino Badajoz).