Que en el boxeo no se puede bajar nunca la guardia es una máxima inapelable. Pero en Wembley ese dicho se ha llevado al extremo. El púgil Louis Adolphe fue descalificado después de que noqueara a su contrincante, Nathan McIntosh, aprovechando que el árbitro había detenido la pelea para que los contrincantes se separaran, en una de las jugarretas más sucias que se recuerdan en este deporte desde que Mike Tyson le mordiera la oreja a Evander Holyfield, hace ya 20 años.

Adolphe, que llegaba a esta pelea invicto, no solo soltó el golpe a traición, sino que lo festejó dando vueltas por el ring como si hubiera ganado, ante la indignación del rincón de McIntosh, a quien el árbitro trataba de reanimar en la lona. Por supuesto, el tramposo fue descalificado por un golpe cuya dureza se demuestra aún mayor a cámara lenta.