Algunos le llaman la Kournikova extremeña pero ella dice que de eso nada, "yo por lo menos gano". Y tiene mucha razón. Mientras que la tenista rusa es más conocida por su sex appel que por sus triunfos, a Teresa Urbina no le falta ninguna de las dos cosas.

Al mismo ritmo que crece su cuota mediática , también lo hacen sus victorias. Sin embargo, hasta hace apenas un año, no se tomó un poco en serio esto del atletismo. Una apuesta que no parece haberle ido nada mal. En el último año, campeona de España junior en los 3.000 obstáculos y en los 3.000 lisos, récord de España, doce del mundo, finalista del Campeonato de España absoluto, y una marca de 9:42. Demasiados méritos acumulados como para que la Federación Española no le concediera el premio de mejor atleta junior del 2004.

Un galardón del que tiene mucha culpa el que era el alcalde de su pueblo, Francisco Duchel, que consiguió convencerla para que volviera a correr en serio. "Yo corría de pequeña, como todas las niñas, pero de cadete lo dejé. Era la época de la edad del pavo y ya sabes. La mayor parte de la gente se pierde a esa edad y es difícil volver". Pero Duchel lo consiguió. "Tuvo mucha paciencia conmigo. Cuando volví no aguantaba ni 200 metros, estaba super quemada", añade con un aire de gratitud de quien se ve contenta con la decisión que tomó."Si no hubiera sido por él no habría vuelto a correr aunque luego fue ya mi entrenador, Jesús Hidalgo, que me ha puesto donde estoy".

Pese a ser la mejor atleta junior de España, la preparación de Teresa Urbina no es de las más ortodoxas que se conocen. De hecho, la compatibiliza como puede con sus estudios de Ciencias del Deporte. "Mi entrenador viene a Cáceres un día a la semana, y algún viernes me acerco a Villanueva de la Serena. La mayor parte del tiempo estoy sola, aunque me controla diariamente", afirma convencida de que, por el momento, es lo mejor. Le ofrecieron irse al Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid y prefirió quedarse a la espera de conocer más de cerca sus posibilidades en categoría senior. "Todo se andará. Cada cosa a su momento, si llega".

Teresa, de momento, prefiere quedarse en Cáceres. En su piso de alquiler con tres amigas más, en el que lavan los platos por igual, apenas ve la tele y hace una vida normal. "Me levanto a las 7, voy a clase, vuelvo a las 3, me voy a entrenar por la tarde y cuando vuelvo, me pongo a estudiar". Todo para poder vivir y disfrutar del atletismo, primero como atleta y posteriormente como profesora. "Sinceramente, no es fácil compaginar todo. El año pasado, por ejemplo, los exámenes coincidieron con las competiciones y lo pasé un poco mal. Durante el curso, más o menos bien. Pero es lo que hay", afirma desmintiendo que sea empollona, aunque tiene todas las asignaturas aprobadas. Y es que su fama de ser perseverante y cabezona que confirman sus amigas le ayudan a sacar adelante todo. "Cuando algo me sale mal no hablo con nadie; me pongo seria", algo que su compañera de piso afirma moviendo la cabeza para luego matizar que tampoco es para tanto.

Hotel Ritz, Madrid

El céntrico palacio inaugurado en 1910 por Alfonso XIII en Madrid fue el lugar elegido para la ceremonia de entrega de los premios de la Federación Española. Un hotel por el que ha pasado lo más selecto de la burguesía europea y que a Teresa no le impresionó lo más mínimo. De hecho, recogió el premio el sábado y el domingo ya estaba de nuevo entrenando. Algo así como hizo Amenábar que, tras recoger el Oscar, se levantó pronto para pasear por unos estudios de cine de Hollyvood. Y es que ella es así de normal y sencilla. Hasta el punto de que, después de que le hicieran un reportaje en As con fotos atrevidillas , y de que ya empiecen a reconocerla por la calle, su vida sigue siendo similar a la de antes, salvo en una cosa: ahora, de vez en cuando, tiene que contarle a los periodistas quién es su ídolo, lo que hacía de pequeña, y alguna que otra preguntilla más personal como si tiene pareja.

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