Más de 40.000 polacos animaban desde las gradas de Hungaroring a Kubica, el ganador número 99 de un gran premio, una lista que Giuseppe Farina inició en Silverstone 1950. "Aquí también hay muchos seguidores finlandeses, donde más. Puede decirse que es mi gran premio de casa". Sonó a premonición, la misma impresión que cuando hace semanas avanzó que "yo seré el ganador número 100 de un gran premio. Me gusta esa cifra". Y se la ha quedado. "He tenido algo de suerte, pero para ganar siempre se necesita algo de fortuna".

Kovalainen sabe que, fundamentalmente, se debe al trabajo. "En Alemania sufrí un desgaste anormal de los neumáticos y trabajé ese problema durante los entrenamientos en Jerez de la pasada semana. Cambiamos radicalmente el set-up del coche, y por mi parte, he variado algunas cosas de mi pilotaje. Encontrar los frutos en esta carrera es lo que más me satisface... y el triunfo, claro".

VACACIONES Le puede ayudar su novia Catherine, una inglesa psicóloga deportiva. En lo que no admite interferencias es en la organización de sus vacaciones, no como Fernando Alonso, quien desvela: "Las decide mi mujer". Kovalainen es distinto. "Mi novia y yo somos un equipo. Y aquí hay órdenes de equipo", replicó a Alonso con ironía durante la rueda de prensa conjunta de la FIA. "Bueno, espera tres años, y ya verás quién decide", insistió el asturiano. "Me iré a casa de mis padres a Suomussalmi, un pueblecito al norte de Finlandia a pescar y veré los Juegos por televisión, le guste a mi novia o no. Hay un finlandés en jabalina que puede ganar una medalla". Kovalainen ya tiene la suya. McLaren anunció el pasado jueves que le renovaba el contrato y el domingo ganó su primera carrera de F-1.