El Kremlin, por boca de su portavoz, Dmitri Peskov, fue el primero en reaccionar tras la exclusión de los atletas rusos de los Juegos. "No podemos más que lamentar profundamente" esta decisión que afecta a "atletas que no tienen nada que ver con el dopaje", declaró. "No es aceptable la idea de una responsabilidad colectiva", ha continuado. El ministro de Deportes, Vitali Mutkó, acusado de connivencia con el dopaje, calificó la decisión de "política" y "sin fundamento jurídico", ante la que su país pretende responder acudiendo a los tribunales civiles. "El tribunal ha tomado una decisión que viola los derechos de los atletas limpios; vamos a continuar defendiendo nuestro honor", sostuvo el dirigente, quien prometió dimitir si se le prueba alguna vinculación con el dopaje.