Ni es famoso, ni partió hace ya tres semanas como el gran candidato a la victoria final del Giro. Su nombre continúa siendo tan difícil de escribir como de pronunciar (Steven Kruijswijk), tan complicado que hasta es recomendable disponer de una chuleta para no equivocar la posición de las jotas o las kas en su apellido. Posiblemente si en un semáforo de cualquier ciudad se cita (bien pronunciado) su nombre la mayoría de personas no lo identificarán como un ciclista y ni mucho menos con el dominador absoluto de una ronda italiana que se está corriendo bajo su control y, además, aunque se podía creer lo contrario, perfectamente protegido por su equipo, el Lotto-Jumbo, los herederos del histórico Rabobank holandés.

Kruijswijk (con todas sus letras) es una 'maglia rosa' que ha sabido posicionarse, hacerse valer, actuar a la perfección tanto en el aspecto táctico como psicológico y el único de todos los que han ido aspirando a la victoria que no ha mostrado, en ningún instante, una dosis de quiebra, de desfallecimiento, de duda; aspectos que si han evidenciado en algún momento Esteban Chaves, Alejandro Valverde y sobre todo Vincenzo Nibali, por orden de la clasificación, los tres perseguidores del corredor holandés.

DOS ETAPAS CLAVES

Quedan dos etapas claves, con un tremendo paseo de pasión y dureza por los Alpes franceses, con cumbres que han formado parte de lahistoria del Tour, como La Bonette, que se sube el sábado, y con el broche de este viernes, en el Agnello, ahí donde Óscar Pereiro se dio el gran batacazo de su carrera deportiva, con un accidente que puso la piel de gallina durante la 'grande boucle' del 2008. En estos dos días, por tiempos en la general y por dificultad, puede suceder cualquier cosa, pero en cualquier panorama lo que parece más complicado es que Kruijswijk pierda el liderato.

Valverde, a poco más de tres minutos, de la primera posición y a 23 segundos de la segunda plaza de Chaves sigue con las aspiraciones abiertas pero a la vez con la preocupación de sus palabras. En losDolomitas erró porque circulando a más de 2.000 metros de altitud (la altura que se superará en el Agnello) no se sintió cómodo. Chavesse descolocó el martes, aunque luego controló la situación, y Nibaliparece muy alejado del 'Tiburón' que puso el Tour patas arriba hace dos años.

Tras el paréntesis de Pinerolo, con 'muros' de los que crean espectáculo, y una sensacional victoria de Matteo Trentinrobándole la cartera a Moreno Moser, el Giro se acerca al cierre aunque con la fortuna de mantener la emoción hasta el final y con la siempre estimable colaboración en el guion de Valverde.