Esta vez el podio era algo real, tangible, pero una estrategia equivocada de los ingenieros de Renault y un error de pilotaje dio por terminada el Gran Premio de Canadá para Fernando Alonso cuando marchaba tercero. El choque múltiple entre Lewis Hamilton, Kimi Raikkonen y Nico Rosberg en la calle de boxes dejó al asturiano en suerte para subir al cajón y, de paso, aclaró el primer triunfo de BMW en forma de doblete, la primera victoria de Robert Kubica, el flamante líder del Mundial, el tipo que ha sabido desnudar los fallos de McLaren y Ferrari.

El amurallado y desconchado asfalto del circuito Gilles Villeneuve es tradicionalmente un escenario propicio para la entrada del coche de seguridad. Se sabe que sale siempre, la cuestión es cuándo. Esta vez acudió al rescate del accidentado Force India de Adrian Sutil en la vuelta 17, lo suficientemente tarde como para desencadenar una cascada de entradas en boxes entre los coches más descargados de gasolina. Sin embargo, una descoordinación entre los comisarios mantuvo el semáforo de salida del box en rojo, lo que obligó a detenerse bruscamente a Kimi Raikkonen y Robert Kubica, que habían hecho una parada más rápida que Hamilton, el líder de la prueba tras arrancar en la pole. El inglés no se percató de la situación y embistió por detrás a Raikkonen. A su vez, Rosberg chocó también contra el alerón trasero de Hamilton. Ambos han sido penalizados por la FIA con 10 posiciones en la parrilla de salida del próximo GP, en Francia.

Kubica salió indemne de la montonera en la estrecha calle de boxes y, tras él, se colaron Alonso y Felipe Massa. Una avería en la manguera obligó al brasileño a entrar una vuelta después y dilapidó sus opciones.

DOS GRUPOS Nick Heidfeld pasó a ocupar el liderato de la prueba encabezando el grupo de pilotos que, con una estrategia a una sola parada, no aprovechó la entrada del coche de seguridad para repostar. Así que Kubica, Alonso, Piquet y Kovalainen se vieron taponados por los Vettel, Fisichella, Glock... de tal manera que Heidfeld consiguió la distancia necesaria (24 segundos) para realizar su única parada y regresar a pista líder, por delante de Kubica y Alonso. La táctica de BMW resultó perfecta con los dos coches liderando la prueba. Kubica, más descargado, adelantó a su compañero y comenzó una cabalgada en solitario, mientras que Heidfeld, cargado con combustible para el resto de carrera, taponaba Fernando Alonso.

El pecado de Renault fue hacer entrar a Alonso cuando tenía tanta gasolina como Heidfeld. "Tuvimos un error horrible con la estrategia, nos quedaban todavía seis o siete vueltas que es lo que hizo Heidfeld y salió por delante nuestro. Si hubiésemos seguido en la pista nos habríamos encontrado delante de él, delante de Kubica también y con posibilidad de hacer podio sin duda alguna", se lamentó el bicampeón.

Taponado tras Heidfeld, el español necesitaba 20 segundos de ventaja sobre Coulthard para regresar de su segunda parada por delante del escocés y subir al podio. Y a falta de 28 vueltas --solo 15 para su segunda parada-- tan solo aventajaba en seis segundos al escocés. El podio se le escapaba tras el alerón del BMW. Lo llegó adelantar en la desconchada horquilla de L´Epingle, pero se fue largo y el alemán no volvió a abrir más la puerta. "Iba tercero, pero era engañoso, porque iba gente detrás que no tenía que parar. Me dijeron por radio que estaría octavo o noveno después de la segunda parada y que estaría fuera de los puntos", relató Alonso.

ASUMIR RIESGOS Desesperado, el bicampeón arriesgó al máximo y se pegó al BMW en las zonas más rápidas. Sin carga aerodinámica su Renault comenzó a hacer extraños durante un buen rato hasta que se atravesó en la chicane y golpeó contra un muro: "Intenté cambiar de trayectoria para adelantar a Heidfeld, estaba fuera de los puntos y tenía que hacer todo lo posible, cogí la parte sucia y me salí".