Lleva sosteniendo durante toda la temporada, contra viento y marea, que el Extremadura se salva. Desde el minuto uno de la primera jornada. El más optimista de los valientes. Manuel Franganillo (Villarrobledo, 1971), presidente del club azulgrana, es hoy uno de los hombres más felices de la tierra. No sólo se han cumplido sus pronósticos, sino que, además, la salvación ha llegado antes de tiempo. Para llegar hasta aquí se han tenido que tomar muchas (y difíciles) decisiones, pero como en los últimos cuatro años, el Extremadura ha terminado descorchando el cava y brindando radiante de felicidad.

-Este Extremadura se está acostumbrando a las proezas...

-Ha vuelto a ser otro año apasionante con un guión similar al de las útimas cuatro temporadas y otro final de emociones que quedan grabadas a fuego en la memoria.

-Usted siempre fue optimista.

-Tenemos experiencia en situaciones complicadas. La fe hace agarrarte a ese espíritu triunfador innato del que se nutre este club concebido para luchar en todo momento. Por eso nunca perdí esa fe.

-Al final, vender a Enric Gallego no fue un error...

-Nunca valoramos su venta como un acierto o error. Lo valoramos como una necesidad. Su venta nos permitió hacer una plantilla más competitiva. No olvidemos que con Enric, a pesar de sus increíbles números, el Extremadura estaba metido en puestos de descenso.

-De las últimas cuatro proezas de este club (ascenso a Segunda B, permanencia milagrosa, ascenso a LFP y otra permanencia). ¿Con cuál se quedaría?

-Todas han tenido un encanto especial. Aunque sorprenda, me quedo con la primera y el ascenso a Segunda B ante el Conquense. Fue el principio de algo mágico, impensable.

-¿Qué significa mantener la categoría el primer año en LFP?

-Este hecho nos va a permitir seguir sentándo las bases para hacer de nuestro club, un referente nacional. Asentarnos en esta categoría hará del Extremadura una entidad con un potencial extraordinario para acometer planes de futuro ilusionantes.

-Han vuelto a tener otros tres entrenadores durante la temporada para lograr el objetivo. ¿El fin justifica los medios?

-Vamos a patentar la fórmula como la de la Coca-Cola... (risas). Es broma. Está claro que lo ideal es una persona y un proyecto, aunque al final son las circunstancias las que mandan en el fútbol, así como las necesidades del momento. Hay que saber tomar decisiones.

-¿Cree que Manuel Mosquera puede ser ese entrenador que ofrezca aplomo y estabilidad al banquillo del Extremadura?

-Tener a Manuel de entrenador era el sueño de cualquier aficionado romántico. Su fuerza, ambición y discurso es puro ADN azulgrana. Tiene dos años más de contrato aquí y mi deseo es que pudiera cumplir muchos más. Creo que su trabajo y su pedigrí almendralejense hablando en términos futbolísticos, merece que tenga esa opción de poner con puño y letra renglones de oro en el libro del fútbol de esta ciudad.

-¿Se queda?

-Sí, a lo Gerard Piqué... ¡Se queda!

-¿Cómo es la relación del Extremadura con LaLiga?

-Aterrizar en LFP tras 10 años desde la creación del club ha sido algo extraordinario. LaLiga nos ha acogido muy bien.

-¿Y su relación con Javier Tebas?

-Con Tebas apenas hemos tenido tres encuentros, aunque sí es cierto que hemos tenido mucho contacto con el director general de LaLiga, Javier Gómez, y las personas encargadas del control económico y deportivo. Creo firmemente en el trabajo que se hace desde LaLiga. La competición, tanto en su formato como en la manera de gestionar recursos, es de matrícula de honor. La evolución de la Liga 123 en los últimos años ha sido extraordinaria. El trabajo de LaLiga ha desembocado en transparencia, solvencia y credibilidad de los clubes, por eso no es de extrañar que esté entre las seis u ocho mejores ligas europeas (Segunda División). Además, pienso que el trabajo que se está haciendo desde LaLiga va a posibilitar una competición todavía mejor en el futuro con el ‘Fair Play’ financiero como estandarte y la limpieza en sus competiciones. Este formato permite a clubes humildes, como el nuestro, soñar con lo máximo.

-Sigo con las relaciones. ¿Y con Luis Oliver?

-Luis Oliver es al Extremadura lo que el turbo fue a la industria del automóvil. A finales del 2016 llegó a este club y fue clave, primero para mantenerlo en Segunda B, y después para subirlo a LFP. Me gustaría subrayar un detalle que engrandece su figura. Y es que Oliver llegó en calidad de inversor y, cuando en 2017 decidió marchar a Córdoba y abandonar el Extremadura, me dijo textualmente: «Manolo, siento no poder acompañarte. Me voy a otro proyecto por la oportunidad que me brindan. Si no asciendes, no me debes nada. Ahora, como asciendas, ráscate el bolsillo». El ascenso, lógicamente, supuso una deuda evidente y caballerosa con él. Estuve entonces buscando nuevos inversores. Incluso, llegé a pedir ayuda en LaLiga para un mejor asesoramiento en la búsqueda de entidades o grupos para poder paliar la situación. Y entonces, nadie creyó ni vino al rescate. En diciembre, tras una emotiva reunión, decidimos volver a caminar juntos. Y, sinceramente, le doy las gracias.

-En las próximas semanas, el club se enfrenta a la conversión definitiva en Sociedad Anónima Deportiva. ¿Lo tienen controlado?

-Por supuesto. Es algo trabajado y que teníamos muy claro.

-¿Algún inversor se ha interesado en entrar en las últimas fechas?

-No.

-¿En qué posición quedará Manuel Franganillo?

-Seguiré de presidente y accionista de la entidad.

-¿Qué perspectivas deportivas de futuro tiene el Extremadura?

-Queremos asentar al club en esta categoría. Hay que progresar en la profesionalización de la entidad, actualizando y mejorando parcelas. Hay que potenciar la cantera, modernizar instalaciones e invertir en nuevas infraestructuras para dotar al club de lo más avanzado.

-La gente dice que ustedes quieren pensar en playoff muy pronto. Dígame la verdad, ¿le ronda eso por la cabeza?

-Soy muy entusiasta, ya me conocéis. Eso te convierte en atrevido, pero prefiero tener una dosis contenida. Lo primero es asentarnos en la categoría y esto tiene un proceso largo. A partir de ahí, todo es posible. Pero ojo: miremos de dónde venimos y valoremos dónde estamos. No podemos volvernos caprichosos con destinos irracionales.

-¿Qué filosofía de club quieren para el Extremadura?

-La misma que nos trajo aquí. Recuerdo una frase de Churchill que yo parafraseo a mi manera: «este no es el final, ni siquiera el principio del fin. Pero sólo si actuamos como al principio, haremos grande el final». Siempre fuimos humildad, trabajo e ilusión. Si nos salimos de ahí, no seremos nosotros.

-De afición no se pueden quejar...

-La Segunda División es más grande por contar con una afición como la nuestra. Tenemos la obligación de estar a su altura. La afición del Extremadura es un tesoro para el fútbol nacional.

-Termino, ¿está contento con la ayuda de las instituciones públicas?

-El Extremadura UD es, ahora mismo, el mejor embajador que tiene la región y, por ende, Almendralejo. La mediatización nacional del fútbol traspasa fronteras y abre lazos más allá de lo deportivo y una manera de que conozcan lo nuestro. La industria del fútbol genera multitud de puestos de trabajo, riqueza y el pago de impuestos que revierten en la sociedad. Sólo esta temporada, el Extremadura ha devengado entre impuestos directos e indirectos más de tres millones de euros, generando 103 puestos de trabajo y haciendo que visiten esta región más de 12.000 personas a lo largo del año. La industria del ocio que ha creado el Extremadura en Almendralejo cada 15 días es una realidad palpable, con más de 10.000 personas cada domingo en las calles. Las instituciones públicas deben alentar más este tipo de clubes porque, sin duda alguna, dan mucho más de lo que reciben.