Haber alcanzado el primer objetivo, la clasificación para los Juegos Olímpicos del año que viene en Londres, no puede distraer lo más mínimo a la selección española sub-21 ante la posibilidad de conquistar su tercer título europeo de la categoría, después de los logrados en 1986 y 1998. Para ello, el equipo dirigido por Luis Milla tendrá que superar a la emergente Suiza (20.45 horas, Cuatro), heredera de los campeones del mundo sub-17 en Nigeria en el 2009, que ha ganado todos los partidos y parece dispuesta a plantear la pelea final en Aarhus (Dinamarca) con argumentos similares a los españoles, con una decidida apuesta ofensiva a partir de buen trato del balón y la inspiración de unos futbolistas de un nivel técnico sobresaliente.

Una cita muy atractiva y prometedora para España, más dispuesta que nunca a no abandonar la línea marcada por sus mayores en Austria y Suráfrica. La Rojita , que abrió el campeonato con un raquítico empate ante Inglaterra (1-1), no tardó, afortunadamente, en encontrarse a sí misma y recuperar los mejores valores de un estilo que también empieza a levantar admiración en esta escala inferior, aunque tuviera que sufrir hasta la prórroga en semifinales. Es obligado, por otro lado, recordar que en el escenario de esta final, el estadio de Aahrus, sin Villa y sin Fernando Torres, Luis Aragonés vislumbró el 13 de octubre del 2007 la fórmula para hacer crecer definitivamente a la absoluta y conducirla hacia el título europeo en Viena.

ESTILO PROPIO Desde entonces, el fútbol español ha desarrollado un estilo propio, brillante y efectivo, que impregna también la forma de trabajar de quienes están encargados de preparar los inevitables relevos.

Con el soporte moral y futbolístico de Javi Martínez y Juan Mata, dos campeones del mundo entregados a la causas sub-21 y olímpica, Milla no ha tenido ninguna duda a la hora de abonar el semillero, consciente de que también cuenta con un puñado de bajitos incomparables.

En ese sentido, la confianza depositada en Thiago y la respuesta de este no pueden más que llenarle de satsfacción. También a los circunstanciales compañeros del barcelonista, que ha aparcado la incertidumbre en torno a su futuro para erigirse en la gran referencia del despliegue ofensivo del conjunto español. "Desde el primer momento que lo vi supe que iba a ser un grande del fútbol. No hace falta entender mucho para saber que Thiago hace magia con el balón. Es simplemente diferente. Lo que hace está al alcance de muy pocos y sin duda de aquí a unos pocos años estaremos hablando del número uno", dijo ayer de él Iker Muniain, convertido en otro de los grandes animadores del equipo después de haber empezado en el banquillo en el primer partido.

Todo ha acabado encajando en el grupo desplazado a Dinamarca. Desde De Gea, el próximo portero del Manchester United, que solo ha encajado dos goles, hasta Adrián, el máximo goleador del torneo, con cinco tantos. El todavía delantero del Deportivo, que no pasó de ocho en la Liga, se ha rebelado contra los reproches iniciales hacia una selección con presunta falta de gol y se muestra agradecidísimo a sus compañeros ocasionales. Bojan Krkic no tiene más remedio que aceptar con resignación el papel secundario que le ha tocado. El delantero azulgrana, a punto de ser traspasado a la roma de Luis Enrique, volverá a masticar de principio sus nervios en el banquillo porque Milla, sin sancionados ni lesionados, repetirá el mismo equipo inicial que puso en juego contra Bielorrusia.