El exdirector José Ignacio Labarta, miembro del equipo técnico del ya desaparecido Comunidad Valenciana, ha confirmado este miércoles, durante la tercera jornada del juicio oral de la 'Operación Puerto', que los exciclistas Ivan Basso y José Enrique Gutiérrez eran clientes de Eufemiano Fuentes y ha reconocido que 'Macario' y 'Bigotes' eran sus motes en los documentos incautados, pero ha defendido que, aunque conocía "las prácticas" del médico junto con José Luis Merino, "nunca" se involucró en sus acciones ni realizó ningún pago por ello.

Tras salir a la luz a lo largo del juicio los nombres de Roberto Heras, Unai Osa, Santiago Botero y Jesús Manzano -rechazado por Eufemiano Fuentes según la declaración del médico-, Labarta, preparador físico del Comunidad Valenciana cuando se produjo la Operación Puerto, ha reconocido que Ivan Basso ('Birilo') y José Enrique Gutiérrez ('Bisonte') también eran clientes de Fuentes. "Basso y Gutiérrez eran clientes de Fuentes. Yo preparaba a uno y al otro no", reconoció Labarta, que compartió equipo con Gutiérrez, aunque en 2006 estaban en escuadras diferentes.

De igual modo, reconoció que 'Macario' y 'Bigotes', eran sus motes, pero ha "jurado" que 'Manos pequeñas', no. Al igual que los hermanos Fuentes, Labarta se negó a contestar a la acusación particular, que le formuló preguntas respecto a la documentación incautada por las autoridades, en la que figuraban supuestos pagos realizados a nombre de 'Macario'. "Nunca ha habido ningún pago entre nosotros", dijo antes de escuchar dichas preguntas.

Pese a tener en aquella época "ciclistas comunes" con Eufemiano Fuentes, el aragonés dijo que le mantuvo al margen. "Yo sabía de las prácticas de Eufemiano, pero ha sido una persona que siempre ha querido defender a su familia y amigos, y a mí nunca me ha querido involucrar. No sé si había gente de otros deportes, yo no he coincidido", advirtió.

"En absoluto he mandado ciclistas a Eufemiano. El tratamiento estaba dirigiendo a velar la salud del ciclista, como él mismo dijo ayer. Algunos ya trabajaban con él cuando yo empezaba con ellos. Algunos corredores habían estado en Kelme; igual que habían podido continuar conmigo, también con Fuentes", quiso aclarar al respecto.

Dentro de su discurso algo contradictorio, marcado por alabanzas a Fuentes y mucho supuesto desconocimiento de su trabajo, Labarta empleó continuamente la palabra "nunca" para asegurar que él no vio extracciones de sangre, ni analíticas, ni arcones, ni bolsas de sangre, ni cajas de medicamentos, pese a las "tres veces" sumadas que estuvo en los pisos de las calles Alonso Cano y Caídos de la División Azul o sus visitas a la clínica del doctor José Luis Merino en la calle Zurbano.

"En Alonso Cano pensé que eran máquinas para transfusiones, pero no abundé, no tenía necesidad en que me explicara cómo funcionaba eso. Aunque sea por encima, yo era conocedor de que se hacían transfusiones. Las hacía porque era un servicio que prestaba, que había unos rangos de hematocrito y él vigilaba esa pauta. Perseguía que estuvieran dentro de los límites para que no hubiera problemas para la salud. Nunca me he dedicado a preguntarle ni a saber cómo lo hacía. Los ciclistas estaban en las mejores manos en cuanto a la salud", alabó respecto al trabajo de Fuentes.

En este sentido, detalló cómo era la relación laboral entre ellos cuando tenían esos "ciclistas comunes". "Nunca le proporcioné planes de carreras. Eufemiano era muy estricto en esas cosas. Yo tenía la información de si un ciclista si estaba bien, o si estaba flojito y entonces había que bajar la carga de entrenamiento. Si algo tengo muy claro es que en mi vida he jugado a ser médico", reivindicó.

"Tenía la seguridad de que el envío no eran sustancias dopantes"

A Labarta también se le interpeló por el envío procedente del extranjero, que Fuentes le pidió si podía recibir en su casa y él aceptó porque tenía "la seguridad de que eran medicamentos, no sustancias dopantes ni una droga" que pudieran ponerle en "peligro".

"Podía cometer un error, pero confiaba plenamente en él. Fue una única vez, no era una práctica habitual. No creo que haya cometido un delito con eso, pero si lo he cometido no lo sabía. No tenía factura. Lo hicimos así porque yo iba a ir a Madrid una semana más tarde. Creo que se lo terminé enviando yo también", detalló.

Respecto a la maleta de la que se incautó la policía tras su visita al piso del médico, Labarta explicó que dentro había "un analizador de lactatos, una báscula, carpeta con documentación, unos pulsómetros y un ordenador portátil". Según explicó, el exdirector, "abusando de la confianza de Eufemiano", subió al piso de Caídos de la División Azul a realizar una prueba de esfuerzo.

Así, Labarta admitió que preparaba a ciclistas por su cuenta, pese a que las normas del Comunidad Valenciana, tal y como había detallado Yolanda Fuentes en la declaración anterior, impedían este tipo de trabajos externos al equipo. "Preparaba a ciclistas de otros equipos de una forma privada, igual que un médico trabaja de forma privada. Tendría que entonar un 'mea culpa', lo más honrado no era, pero yo lo hacía", se sinceró.

Además, Labarta desveló de dónde procedían los 5.300 euros en metálico que portaba el día de su detención. "El director de un equipo paga cada mañana cuando se cambia de hotel en expediciones de 15 ó 20 personas. Yo siempre pagaba en metálico y puedo demostrarlo con todo detalle. Era provisión de fondos que me hizo llegar el equipo", aclaró.

Por último, subrayó que "los problemas disciplinarios", de los que tiene "suficientes pruebas", fueron el motivo para expulsar del Kelme a Jesús Manzano -una de las partes de la acusación particular- y reseñó cuáles fueron las consecuencias en su vida de la Operación Puerto. "Dimití de mi equipo una semana después para vincular mi nombre del equipo. Tampoco sirvió de nada, el equipo desapareció y yo perdí mi trabajo", lamentó.