Antonio Pedrera Leo (Cáceres, 1970) lloró desconsoladamente un triste 2 de febrero de 2000. El entonces fornido pívot del Cáceres no podía más. En esa fecha, el jugador anunciaba su retirada entre lágrimas. Más de once años después, ya iniciado este mes de julio, el propio Toni aseguraba a este periódico con dosis importantes de contundencia: "Eso es imposible. No sé quién ha contado esa película, pero repito que eso es imposible", aseguró.

Se trataba de la respuesta del exbaloncestista cuando era cuestionado sobre la posibilidad de que fuera el próximo director general de Deportes. Ya no es una opción, ya es real: Monago le dio ayer la responsabilidad de asumir la política deportiva de la Junta. Toni mostraba su perfil discreto, como él se ha considerado siempre, para guardar el ´secreto´.

Una maltrecha rodilla fue la culpable de su adiós en su madurez profesional. Sus ganas por ser algo más que un pívot de complemento en el equipo de su ciudad chocaron abruptamente contra las lesiones.

Formado en el Barcelona, con el que llegó a ser uno de los mejores pívots españoles jóvenes (fue incluso plata mundial en la selección sub-22) debutó en competición europea de azulgrana y después se fogueó en el Huesca. Manolo Flores le reclutó para jugar en ACB en Cáceres. Y lo hizo a satisfacción hasta que las fuerzas le pudieron, algo similar a lo que le ha ocurrido a su hermano, el alero José María.

Recibió un partido homenaje. Era un tipo muy querido entre la afición, que apreció siempre su extraordinario pundonor. Su musculosa figura siempre se complementó bien con su carácter extrovertido, con ciertas dosis de socarronería.

Su paso a la política ha sido una monumental sorpresa. Pedrera, ligado siempre al pueblo de su familia, Malpartida de Cáceres, forma parte ya de emergente conexión Malpartida que tanto poder ha acumulado ahora en el PP con Fernando Manzano y Víctor del Moral.