Con una comparecencia particular de dos horas y media replicó ayer Joan Laporta a la asamblea de compromisarios y los acuerdos que en ella se adoptaron, principalmente la aprobación de iniciar una acción de responsabilidad social contra él y su junta por las pérdidas de 48 millones de euros acumuladas durante su mandato (2003-2010).

El expresidente anunció que impugnaría la decisión que más le afecta por dos presuntas incorrecciones: la vulneración de su derecho a defender las cuentas que presentó (11,1 millones de beneficios) y la falta de quorum en la votación para activar la demanda judicial que el club presentará. Laporta se reafirmó en la bondad de las decisiones que tomó, dirigidas a "construir el mejor Barça de la historia" y atribuyó a "la envidia y los celos" de Sandro Rosell y su junta "la campaña de descrédito y difamación" emprendida contra él.

Laporta considera que los socios fueron víctimas de una "maniobra contable indecente" para manipular las cuentas y convertir el superávit en unas pérdidas de 79,6 millones. Y anunció que impugnará la asamblea porque no se le permitió defender el último ejercicio económico ante los compromisarios.

VOTO EN BLANCO "Era una información sesgada y sectaria", sostuvo, antes de acusar de "cobardía" a la junta por refugiarse en un empleado de KPMG para desvelar su contenido. El mismo adjetivo utilizó para analizar el voto en blanco de Rosell y recriminarle falta de liderazgo, antes de anunciar que él y sus directivos presentarán querellas.

Sobre la pérdida de patrimonio, recordó que el activo principal del club son sus jugadores, y que la ley obliga a que el valor de los canteranos sea cero; sobre los aviones privados, aclaró que dos fueron de jugadores, dos para la asistencia a entierros (el de Bobby Robson y el del exportero Robert Enke) y uno a Sudamérica de la Fundació; sobre los gastos de la tarjeta visa, admitió ser su impulsor porque "son más controlables que con billetes" y achacó el incremento de viajes a que "jugamos más finales y se supone que debíamos asistir".

Con la conciencia "absolutamente limpia", Laporta aseguró que repetiría casi todas las iniciativas que tomó y adelantó que no prosperaría la acción de la responsabilidad social contra él.

"Voy a vigilar de forma regular a esta directiva, que Rosell se dedique a construir y haga caso del corazón", fue el primer mensaje que le lanzó Laporta desde la otra trinchera. "Y que olvide esas pequeñas enfermedades que sufre como la envidia, los celos y el resentimiento, esos son malos compañeros, porque han acumulado odio", añadió.