Un viaje al interior de la persona que capitaliza la actualidad baloncestística de Cáceres revela un carácter complejo y, sobre todo, una enorme vocación de heterodoxia. Juan Manuel Hurtado (Cáceres, 24-7-1974) es, para sus amigos y sus enemigos, simplemente Piti . Nadie sabe explicar muy bien de dónde le viene el mote, pero es cierto que le ha acompañado desde muy niño, cuando empezaba a ser, según su propia definición, un "mal jugador" en los patios del Colegio San Antonio.

"Un fraile me puso a ser entrenador con 14 años", recuerda siempre. Probablemente eso cambió su vida, porque en la pista no iba a ganársela: en un centro de enorme tradición con la canasta nunca conseguía entrar como jugador en el primer equipo, en el que sí estaba Mario Segalás, su ahora ayudante en el Cáceres 2016.

Empezó dirigiendo minibasket y, con la eclosión del Cáceres CB, empezó a colaborar en el club a principios de los 90: aparte de como entrenador de base, también formaba parte del equipo que contabilizaba las estadísticas oficiales de los partidos ACB.

En 1998 sus cualidades no pasaron inadvertidas para el nuevo presidente, César García, que le nombró delegado de un equipo que dirigía Luis Casimiro. Su aprendizaje creció y creció hasta que a mediados de la siguiente temporada Alfred Julbe le ascendió a ser uno de sus ayudantes.

Hacia arriba

Al lado de Julbe vivió momentos tan mágicos como la Copa del Rey de Málaga, aunque la aventura no duró mucho más de un año. En el verano del 2002 vivió la amarga experiencia de ser despedido junto con el entrenador. No gustaba a la nueva directiva de José María Bermejo.

Empezó entonces su primera travesía en el desierto . Sin encontrar equipo, se marchó a EEUU cuatro meses para perfeccionar sus conocimientos. En Utah cogió fuerzas para su primera experiencia profesional como primer técnico, en Mérida. Dos años en la EBA colocando al equipo en la zona alta, aunque sin jugar por el ascenso, fueron el preludio de su regreso como hombre de absoluta confianza de Julbe, esta vez en el banquillo del CAI Zaragoza en LEB (2005-06).

A orillas del Ebro estuvo a unos minutos de lograr el ascenso a la ACB, pero el Polaris Murcia se lo arrebató en el quinto partido y Hurtado se vio de nuevo abocado al paro toda la temporada pasada. Esta vez encontró el consuelo en internet, creando un blog (PizaRisas) en el que mostraba ingenio y aplicación del vídeo digital en el baloncesto.

El verano pasado dio el salto a los despachos como factotum del Cáceres 2016. En su nuevo papel de director general ha tenido la oportunidad de aplicar (o no) sus múltiples teorías sobre baloncesto en general y su identificación con Cáceres.

Empieza un reto que, aunque barnizado de interinidad, es el más grande de su carrera. Entrenar al equipo de su ciudad lo ha soñado mil veces, pero no así. Son días de infarto para él, ahora que también va a ser padre.