Despojado de las carambolas de la lluvia o los accidentes, el Gran Premio de Mónaco ofreció un escenario limpio, una carrera diáfana para un duelo al sol entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton. Sin más diferencias que sus manos y el color del casco, el bicampeón no dio opción a su joven compañero. Le ganó en la primera fase y, cuando le aventajaba en 10 segundos en la segunda, Ron Dennis dio por finalizada la lucha y mandó a los dos coches a boxes para asegurar el doblete, el segundo de la temporada para la escudería. Felipe Massa completó el podio mientras que Kimi Raikkonen solo pudo remontar hasta la octava plaza en un día inequívocamente gris para Ferrari.

Ningún escenario mejor que Mónaco para recuperar el bastón de mando. Alonso regresó al liderato del mundial con un triple (pole, triunfo y vuelta rápida) en el primer mano a mano real con Lewis Hamilton. Hasta ahora se habían medido con intermediarios, entre circunstancias de carreras, con coches tocados... Demasiadas variables, sin duda.

DISTINTAS ESTRATEGIAS Ambos sabían que no podían tocarse en el primer giro, todo menos poner en peligro el doblete. Hamilton se colocó justo detrás de Alonso cuando se apagaron los semáforos para evitar un emparejamiento con Felipe Massa en Santa Devota. Los dos McLaren cogieron el interior, la misma parte que Nick Heidfeld aprovechó para ganar la posición a Mark Webber y Nico Rosberg. El alemán fue el único que colocó las ruedas ultrablandas para salir. Como su compañero Robert Kubica, había cargado gasolina para una sola parada esperando la aparición de la lluvia o el coche de seguridad.

Ni una cosa ni otra. Lució el sol y Mónaco registró el menor índice de abandonos que se recuerdan. Webber enfiló el camino del garage por problemas mecánicos, mientras que Vitantonio Liuzzi y Adrian Sutil fueron rápidamente extraídos de la pista tras chocar con el guardarraíl, los dos en la curva Masanet. El italiano impactó en la segunda vuelta cuando Alonso comenzó a minar la moral de Lewis Hamilton.

EL PODER DE ALONSO Todo se jugó en una contrarreloj individual. Vuelta a vuelta, Alonso se mostró más constante. Su consistencia resultó letal ante los vaivenes de Hamilton. Antes de que llegaran los primeros doblajes, el bicampeón había colocado 6,5 segundos de ventaja sobre su compañero. Hamilton falló en,

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