Siempre hace lo mismo. O casi siempre. Cuanto más llueve, mejor cara pone. Su experiencia le aconseja no aparentar nerviosismo ni criticar públicamente a sus jugadores. Es Ñete Bohigas y el ‘ñetismo’, su particular forma de manejarse en el fango de todas las temporadas.

Ayer volvió a echar mano de su particular manual intentando transmitir seguridad, convencido de que el Cáceres Patrimonio de la Humanidad remontará un inicio en el que la imagen está siendo incluso peor que los resultados. Mañana, antepenúltimo en la clasificación y tras tres derrotas seguidas en las que no ha superado los 60 puntos anotados, visita al Levitec Huesca.

«Me precio de tener al equipo siempre bastante entero. Esto afecta, sobre todo a la gente nueva, que viene de Plata o de otras ligas. Esto genera inseguridades pero yo tengo claro que todos tienen nivel para estar jugando en LEB Oro, independientemente de que les salgan mejor o peor las cosas. Quiero mirarlo desde el punto de vista colectivo, no individual, para que esas inseguridades no afloren o afecten lo menos posible. Estamos pensando en que tenemos que ganar, pero todo se nos hace más cuesta arriba por las circunstancias que nos acompañan», empezó diciendo el entrenador. Aseguró que se está trabajando «tremendamente duro» para paliar el evidente déficit en ataque.

Tanto es así que reconoció cambios tácticos para que el rendimiento mejore. «Según han ido pasando los partidos voy retocando detalles. Hay situaciones de las que no estamos sacando partido por cómo somos. A ver si logramos que más jugadores sumen. Nos cuesta la vida llegar a 60 puntos. Hay que buscar otros resortes», apuntó.

Acostumbrado

No es, desde luego, un terreno ignoto para él. En cada una de las cinco temporadas anteriores en las que dirigió a este Cáceres tampoco se empezó bien. «Todos los años son difíciles. Por unas cosas o por otras, todos se nos tuercen», asumió. Y llegó una referencia habitual en todo análisis alrededor del equipo: las lesiones. «Son un clásico aquí y hay que lidiar con ellas. Acabamos de empezar, pero tengo la sensación de que echamos de menos muy pronto a muchos jugadores. Eso pesa para un equipo como nosotros», asumió.

Pero, claro, llegó entonces la apelación a la calma. «Creo que mis jugadores la tienen. Somos conscientes de lo que nos jugamos y quiénes somos. Todo es trabajar y sumar a más gente», dijo.

Bohigas defendió con entusiasmo a quienes habitan su vestuario («tengo plena y absoluta confianza en todos, desde el primero hasta el último»), aunque sí reconoció que «pueden dar más». Para ello «tenemos que hacer un trabajo dentro y fuera de la cancha para que la gente se sienta más cómoda, a gusto, con confianza»

Y es que otro punto cardinal del ‘ñetismo’ es transmitir que está «acostumbrado» a situaciones difíciles y que sabe gestionarlas sin que eso afecte a su estado de ánimo. Ayer llegó a decir que Andy Mazurczak, lesionado el segundo día de pretemporada, era el hombre «sobre el que parecía que iba a girar todo» y que Anton Grady, que se marchó 24 horas después, llegaba como «un jugador que parecía que lo iba a hacer muy bien en como ‘4’».

«¿Qué vas a hacer? Pues buscar soluciones. Para eso estoy. Me puedo enfadar. No me gusta que el equipo pierda y que los jugadores se sientan mal. Pero desde el enfado nunca he conseguido sacar nada». Palabra de Ñete Bohigas.