Aunque no se hubiera teñido la cabeza, seguiría siendo el referente. Y si no hubiera adelantado su incorporación al equipo una semana, también sería el factor más relevante de la pretemporada azulgrana, que continúa en Inglaterra desde ayer. Al comenzar su tercera campaña al frente del banquillo, Luis Enrique ha dado un paso atrás para volver al mismo lugar donde empezó: Saint George´s Park, la sede de la Federación Inglesa (FA).

Pero en realidad, todo empieza por Leo Messi, y así ha sido durante los últimos ocho años. Desde que cogió Pep Guardiola el mando del equipo. Y no tanto por la destreza que tuvo el hoy entrenador del Manchester City para convertirle a él y al Barça en lo que son hoy, que también, sino porque Messi fue investido como el número uno. Y ahí continúa, al frente, por delante de todos, arrancando un suspiro de alivio entre los culés, que celebran que todo siga igual tras un mes de incertidumbre por la sentencia judicial.

Despojado del escudo protector --y nocivo, según algunas lecturas-- que representaban Ronaldinho, Deco y Eto'o, en menor medida, Messi pasó a ser el hombre más decisivo del Barça. Y si todavía hubiera sido moreno y hubiera llegado días más tarde, las cámaras seguirían persiguiéndole, atronando los disparadores, como hicieron nada más ver la cabeza resplandeciente salir del hotel y echar a andar hacia el campo de entrenamiento. Acompañado, cómo no, por Luis Suárez.

MEDIA PLANTILLA Con más motivo aún ahora --Arda Turan también ha regresado antes--, en este Barça que difiere mucho del que se verá esta temporada. Un Barça al que le falta media plantilla. Literalmente. Igual que hace tres años, Luis Enrique se encuentra con la peculiaridad de que no conoce a sus hombres.

Entonces se trataba del inicio del proyecto y la oleada de ocho incorporaciones. Esta vez, entre sus manos hay 12 futbolistas del filial entre los 24 pupilos que dirigirá hasta el sábado en Inglaterra y en el amistoso de Dublín frente al Celtic.

La otra mitad (10) están todavía de vacaciones por su participación en la Copa América (Mascherano y Bravo, porque Messi y Suárez vuelven a ser inseparables en su regreso adelantado) y en la Eurocopa: Piqué, Alba, Busquets, Iniesta, Ter Stegen, Vermaelen, Rakitic, Umtiti y Digne. Neymar y Rafinha, por el contrario, se entrenan con Brasil para participar en los Juegos Olímpicos. Y Tello y Montoya son formalmente jugadores del Barça, pero Luis Enrique ha declarado que no cuenta con ellos. Se entrenan con el grupo sin mayor expectativas que las de coger la forma antes de exhibirla en otros lares. Los rondos marcaron claramente la diferencia de categorías: uno lo formaron los del primer equipo más los apátridas, y el otro los chicos del filial.

Montoya y Tello no serán los únicos que desaparezcan del mapa tarde o temprano. El nombre de Adriano Correia fue borrado de la lista de pasajeros. El defensa recibió permiso sin ningún problema del Barça para volar hasta Turquía y negociar con el Besiktas mientras el grupo viajaba hacia Birmingham. Aterrizó el brasileño en Estambul y antes de acabar el día ya lucía la camiseta blanca del tercer gran equipo de la capital tras el Galatasaray y el Fenerbahçe.

Adriano pasó la revisión médica en las instalaciones del club turco y se comprometió por tres temporadas. La ficha que le ofrecía el Besiktas era inferior a lo que percibía en el Barça pero obtuvo a cambio más años de contrato. Solo le quedaba uno en Barcelona. "Ya soy parte de la familia del Besiktas", anticipó Adriano, tantas veces vinculado al Lazio, mientras el Barça esperaba los documentos para aceptar una compensación económica y firmar el traspaso.

Sin el brasileño, la expedición azulgrana seguía siendo numerosa. Más de 60 personas cuidan al grupo de 24 futbolistas, entre quienes se encuentran un cocinero, una camarera e incluso un cuidador de césped enviado por la empresa Royal Verd. Apenas una veintena de aficionados (la mitad niños) esperaban al Barça, a pesar de lo cual el club quiso entrar por la parte trasera del hotel. El autocar circuló por un lateral del recinto sin asfaltar y el exagerado dispositivo de seguridad trató de impedir que los tres fotógrafos catalanes y el cámara de TV-3 obtuvieran imágenes.