En Barcelona logró su triunfo más importante, el oro en la prueba individual de saltos en los Juegos Olímpicos del 92 y también en Barcelona enfila su particular despedida del equipo alemán con el que ha hecho historia y con el que competirá por última vez este sábado por la noche en la final de la Copa de Naciones, que se disputa en el Real Club Polo.

La trayectoria de Ludger Beerbaum (26 de agosto de 1963, Detmold) mantiene una relación muy especial con la capital catalana, que reforzará aún más si, una vez asumido su adiós, anunciado tras los pasados Juegos Olímpicos de Río, donde logró el bronce en la prueba por equipos, se despide con un buen sabor de boca.

Ese será su objetivo en la final de la Furusiyya Cup, a la queAlemania, Bélgica y EEUU accedieron empatados en la primera posición y para la que también se han clasificado los equipos de Suiza, Gran Bretaña, Italia, Holanda e Irlanda.

La gran decepción ha sido el conjunto francés, campeón olímpico en Río, que no pasó a la final al acabar en el puesto 11, mientras España quedó un puesto por detrás, para competir en la Challenge Cup.

«CEDER EL PASO»

«Lo de mi retirada no ha sido una idea espontánea. Rondaba mi cabeza estos últimos años. Quería retirarme en lo más alto de mi carrera y no rezagado de mis compañeros», añade el jinete alemán, casado y padre de tres hijos, que inició estudios de negocios,que acabó aparcando finalmente para dedicarse profesionalmente a los saltos.

«Ya llevo 30 años compitiendo y acabo de estar en mis séptimos Juegos. En Río han vuelto a necesitarme y he podido hacer mi aportación consiguiendo el bronce por equipos. Es un buen momento para la retirada y ceder el paso a la gente más joven que existe en Alemania».

Con una vida que gira en torna los caballos como criador y responsable de una escuela de equitación, entre otras cosas, un mundo al que llegó gracias a un amigo que lo arrastró a sus primeras clases de hípica con nueve años, Beerbaum dice adiós a la selección pero aclara que tiene intención de mantenerse en activo y seguir montando. «Existen muchos concursos en los que participar a nivel individual, pero en ningún caso quitándole las plazas a los jóvenes en Juegos, Mundiales o Europeos», afirma.

HISTORIAL ÚNICO

El palmarés de Ludger Beerbaum resulta envidiable, hasta el punto de que le convierte, por derecho propio, en uno de los mejores jinetes de la reciente historia: cuatro oros olímpicos (Seúl, Atlanta, Sydney por equipos, Barcelona a nivel individual), y dos mundiales y seis europeos lucen entre sus trofeos, que le llevaron a ser elegido el abanderado de Alemania en la ceremonia inaugural de Atenas, en el 2004. En esa carrera de ensueño el jinete alemán admite que Barcelona ocupa un lugar muy especial.

«Aquellos Juegos me traen recuerdos maravillosos. Fueron una experiencia única. Personalmente fue mi triunfo más importante», cuenta Beerbaum, que espera recuperar algunas de esas sensaciones en la que será su última actuación con el equipo alemán.

«Sé que va a ser mi última Copa de Naciones y lejos de sentirme melancólico o triste, soy feliz y estoy dispuesto a disfrutar intensamente», explica Beerbaum y asegura que frente a las dudas que le asaltaron sobre su retirada antes de acudir a Río, ahora se siente relajado y con «mucha ilusión» ante esta nueva etapa de su vida.