Raúl González cerró ayer en un día triste para el madridismo 16 años de máxima entrega por el Real Madrid, en los que ha pasado de forjar una leyenda a marcharse como un mito a la altura de Alfredo Di Stéfano, siendo el jugador más laureado, el Ferrari que batió todos los récords y que será el ejemplo, de ahora en adelante, para explicar los valores del club.

El 29 de octubre de 1994 Jorge Valdano hizo nacer la leyenda. Raúl debutó en La Romareda ante el Real Zaragoza directamente como titular. Con 17 años, sin pasar por el filial. Su olfato goleador ya había batido récords en las categorías inferiores. En el ocaso de otro 7 mítico, Emilio Butragueño, comenzaba a brilla una nueva estrella.

Dieciséis años más tarde Raúl deja inscrito con letras de oro su nombre en la historia del Madrid. Aúna las cualidades que han hecho grandes al club blanco. El espíritu de sacrificio, la entrega máxima, el carácter de ganador, el amor a un escudo. Instalado en la elite durante catorce años, ha ido superando registros. Inscribiendo su nombre en la historia del fútbol español a ritmo de gol.

Admirador en su infancia de Hugo Sánchez, por un olfato goleador que siempre le ha acompañado desde sus primeros pasos como profesional cuando Valdano se cruzó en su carrera para jubilar una estrella, Butragueño, en el nacimiento de una nueva.

Junto a Fernando Hierro aprendió la capacidad de mando de un capitán y con Fernando Redondo el señorío de un futbolista del Madrid. Son referencias en el camino de Raúl, el hombre récord del fútbol español. Igual que Pep Guardiola, un rival al que siempre estudió y admiró.

Espejo para la cantera

Incrustado entre los grandes de la historia a base de garra y gol, Raúl se va siendo el espejo donde mirarse para la cantera, la muestra de superación de un futbolista que ha conseguido todo a base de esfuerzo y profesionalidad. Ese es el secreto de su éxito. Lo que le convierte en icono del futbolista ideal. El primero en llegar cada mañana a la ciudad deportiva de Valdebebas y el último en marcharse. Una persona familiar, alejado de las lujosas fiestas de futbolistas y cercano al estudio continuo del fútbol.

Nunca expulsado por un colegiado, síntoma de su actitud en los terrenos de juego, y con una sola lesión de gravedad en su carrera, la sufrida ante el Barcelona el 18 de noviembre cuando se rompió el menisco externo y parcialmente el ligamento cruzado anterior más desgarro de la cápsula postero-externa de su rodilla izquierda, momento en el que volvió a demostrar su superación acortando los plazos al máximo.

Máximo goleador de la selección española (44), del Real Madrid en la historia de la Liga (323), el mejor artillero de la Liga de Campeones (66). Ganador de seis Ligas, cuatro Supercopas de España, tres Ligas de Campeones, dos Intercontinentales y una Supercopa de Europa. Un palmarés con tan solo dos lunares, la Copa del Rey y un título con la selección española, de la que se cayó justo en el momento que iniciaba su camino a la gloria.

Con el merecido respeto del Madrid, fue él mismo quien decide afrontar un nuevo reto en su carrera. Lo hace por un hambre insaciable, por las ganas de más. La Bundesliga y el Schalke 04 es su nuevo reto para engrandecer su leyenda en los últimos años de una carrera en la que escoge jugar antes que quedar relegado a un segundo plano en el equipo de su vida.

Raúl cierra un ciclo un año antes de lo esperado. Cuando decide finalizar su carrera como futbolista sabe que el Madrid le estará esperando. Para entonces dejará números fuera del alcance de la mayoría. Se va el gran capitán blanco. Raúl González, de leyenda a mito del madridismo.