Le faltó oficio al Cacereño para haber rematado un triunfo en condiciones extremas, una vez más, para afianzar su liderato, pero ayer en la Ciudad Deportiva del Betis ante el filial verdiblanco dejó escapar una buena oportunidad de ganar donde no lo ha hecho casi nadie esta temporada. Al final, el empate a uno no dejó satisfechos ni a locales ni visitantes, que vieron en el árbitro tinerfeño Pérez Riverol al gran protagonista del encuentro con sus decisivas y desacertadas decisiones.

Pero el choque de la matinal casi veraniega en Sevilla de ayer combinó momentos de brillantez del equipo verde --de azul y gris ayer en una novedosa vestimenta-- con otros en los que dejó entrever tanta juventud como la de su rival y la falta de poso para tranquilizar un partido que iba dificultándosele a medida que se acercaba el final.

Los de Ismael Díaz fueron recibidos en el recinto bético casi como locales. No era mayoría la hinchada cacereña, pero sí se hacía notar más que la bética con sus camisetas y apoyo constante. De hecho, los cacereños salieron muy concentrados y mentalizados para lograr un nuevo triunfo y tuvieron la suerte de encarrilar el partido en un abrir y cerrar de ojos. El tiempo que necesitó Enrique para marcharse un par de veces de la defensa del Betis B y en una de ellas superar al meta Doblas tras hacer una pared con Nacho Garrido. Sólo habían transcurrido siete minutos y todo apuntaba a una tranquila práctica sobre cómo demostrar superioridad con la única ayuda de la mentalidad ofensiva y el sacrificio en pos de la recuperación del balón cuando éste lo poseía el rival. Todo el equipo basculaba de banda a banda y apretaba a los jóvenes jugadores béticos para obligar a cambios de orientación en los que la ventaja acababa siendo para el Cacereño. Después, la rápida proyección de Enrique o Juanma Cruz bastaba para incrustar de nuevo a la defensa verdiblanca cerca de Doblas.

AUTORIDAD Y JUGADA CLAVE

Cantos y Jorge García imponían su autoridad en el centro del campo y Enrique, Bauti y Juanma Cruz alternaban sus posiciones con el fin de desajustar la defensa rival.

Lo consiguieron y en una triangulación entre Jorge, Cantos y Enrique pudieron haber sentenciado el resultado en la jugada que acabaría por ser la más determinante del partido cuando apenas se llegaba a la media hora de juego. El meta Doblas derribó a Enrique casi sobre la cal del área, pero el árbitro no dejó que otro jugador cacereño marcase a puerta vacía y tan sólo castigó al portero bético con cartulina amarilla cuando la ocasión era nítida y la tarjeta roja hubiese sido el criterio más justo.

Este primer contratiempo fue el inicio de un primer bajón moral cacereño. El Betis B no había tenido el balón y a raíz de la polémica jugada comenzó a quitarse de encima los complejos de jugar ante el líder y se acercó con intención al marco de Félix Campo. Antes del descanso también fue anulado un gol al Cacereño tras una jugada entre Jorge García, Nacho Garrido y Enrique. Para el banquillo fue la gota que colmó el vaso y Pérez Riverol lo pagó expulsando al preparador físico cacereño.

SEGUNDA MITAD

El segundo tiempo fue totalmente distinto al primero, sin ritmo y sólo alimentado por la incertidumbre del marcador. El Cacereño fue perdiendo el sitio y producto de patadas y alguna entrada a destiempo también se quedó sin Jorge García. Cerveró también se lesionó y acabó como delantero al haber realizado Ismael Díaz los tres cambios reglamentarios. El baile de tarjetas del colegiado desquiciaba cada vez más a los visitantes el Betis B comenzaba a creer en sus posibilidades tras un par de barullos en el área cacereña.

Igualó el filial verdiblanco en el descuento en una mal medida salida de Félix Campo, al que se adelantó el ariete Adolfo para cabecear el 1-1. Un minuto después pudo haber marcado Pelegrí tras una falta, pero el destino del partido no tenía reservada esa alegría al líder, que pese al empate sigue mandando en el grupo IV.