Nadie sabe nada. Así de claro. Las ligas modestas en las que están equipos extremeños, en las que se mezcla el profesionalismo y el amateurismo, no saben si podrán arrancar en las fechas ya establecidas, que no ocurre en todos los casos. El deporte pequeño se tambalea en un mar de incertidumbres: no le bastó al covid-19 con descabalgar la mayoría de estas pequeñas competiciones que llenan de ilusión comunidades como Extremadura, sino que también amenaza con retrasarlas y deteriorarlas aún más. El miedo global a los rebrotes se ha instalado y será difícil sacudírselo hasta que haya una vacuna.

Este lunes puede haber algo de luz. Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes, ha convocado a los representantes de las federaciones nacionales a una reunión en Madrid en la que estarán sobre la mesa las múltiples cuestiones que nadie está consiguiendo resolver: ¿cuál será el protocolo para el inicio de las competiciones y se producirán en tiempo y forma? ¿habrá tests para los componentes de los equipos antes y después de cada partido? ¿quién los pagará? ¿qué pasará si se detecta un positivo? ¿se permitirá el acceso a público? ¿cuál será el mecanismo si, como sucedió hace unos meses, las ligas deben interrumpirse ‘sine die’?

Demasiadas preguntas, sí, como para estar tranquilos a estas alturas. Es el virus de la desinformación que se ha extendido también en Extremadura, una zona en la que abundan los clubs que están en competiciones no tan bien protegidas económica y logísticamente como la Primera y Segunda División de fútbol y la Liga Endesa de baloncesto.

PATADA A SEGUIR / Poner la lupa en varios de estos clubs de deportes de contacto lleva a muy pocas respuestas diáfanas y mucho voluntarismo. Por ejemplo, el Extremadura CAR Cáceres, de la División de Honor B de rugby, empieza a entrenar esta semana en pequeños grupos dentro de su recinto habitual, El Cuartillo. «Otros años estos primeros entrenamientos eran lugar de encuentro para muchos de nuestros exjugadores, que se unían a ellos y eran bienvenidos. Ahora no podrá ser. Solo habrá gente del primer equipo y no harán uso ni de vestuarios ni duchas», cuenta el secretario de la entidad, Carlos de Dios Villarroel.

El CAR creó incluso una comisión covid-19 para tratar todo esto y ha diseñado con el cuerpo técnico ejercicios que no requieran proximidad ni contactos entre jugadores. La Federación Española ya canceló la asamblea general en la que debía aprobarse el calendario de la temporada y en principio se estableció el comienzo para octubre, pero no está del todo claro, a la espera de una reevaluación federativa prevista para el 11 de septiembre. Ya se empieza a señalar noviembre como posible punto de partida en un intento de «ganar tiempo» y ver cómo se desarrolla la situación sanitaria.

«Las ganas que todos tenemos de volver a los campos de rugby y formar una gran melé no puede estar por encima del sentido común. La realidad nos impedirá entrenar con normalidad por lo que todos los ejercicios irán encaminados a mejorar el rendimiento y las habilidades individuales», señala Villarroel.

Aparte de lo meramente deportivo está también la cuestión económica. «No hemos empezado la temporada y ya acumulamos gastos inesperados», añade el directivo. Y es que sus tres jugadores oceánicos Leo Tavita (samoano) y Noa Bola y Adriano Talemaisuva (fiyianos) no consiguieron volver a sus países y hubo que hacerse cargo de su alojamiento y manutención durante estos meses. También hay que realizar una inversión en gel hidroalcóholico y desinfectantes.

ALREDEDOR DE LA ECONOMÍA / En el Extremadura Cáceres Patrimonio de la Humanidad, de la Superliga 2 masculina de voleibol, esta semana ya se han quejado públicamente de los problemas financieros que está generando la situación. Su federación nacional ya ha comunicado a sus asociados que el arranque de octubre para competiciones de ámbito estatal podría retrasarse, algo que afectaría también a Club Pacense Voleibol y Grupo Laura Otero Miajadas (SM2) y Arroyo (SF2), entre otros.

El club cacereño prefirió apostar por la continuidad de buena parte de su plantilla (Ricardo Brillo, Alejandro Sánchez, Alejandro Bueno, Sergio Dómine y Rafa Sánchez), pero ha echado el freno a la hora de incorporar nuevos cromos, sobre todo si son de procedencia extranjera. «¿Qué hacemos? ¿Fichamos o no fichamos? No podemos poner sobre el papel las condiciones y compromisos de los contratos. Es un dineral que nos podemos gastar para nada. Para cualquiera de fuera que traigamos tenemos gastos como los vuelos y el alta en la Seguridad Social», indica el presidente, José Carlos Dómine.

En principio se había puesto el 1 de septiembre como fecha para empezar los entrenamientos, pero lo más probable es que solo puedan estar ‘de casa’.

CANASTAS E ILUSIONES / Los dos equipos extremeños de baloncesto que han logrado este verano plaza en competiciones de ámbito estatal, Miralvalle Plasencia (Liga Femenina 2) y Sagrado Corazón de Cáceres (Liga EBA), tienen la dificultad extra de tener que adaptar sus sencillas estructuras a ámbitos más exigentes, pero ambos mantienen la esperanza de que puedan acometer sus debuts con unas mínimas garantías.

En el Miralvalle, de hecho, se apostó en una reciente reunión telemática con el resto de clubs de la segunda categoría femenina por empezar el 3 de octubre salvo que existiese una prohibición taxativa por parte de las autoridades sanitarias. «Si hay algún positivo, se aplaza el partido y se busca una nueva fecha, ya que no tenemos un calendario muy sobrecargado», argumentan en el club, que ya tiene entrenando a sus nacionales y espera en breve formalizar los viajes de sus extranjeras.

La postura de los clubs de LF2 no es unitaria porque varios defienden esperar a enero. Sí se pactaron una serie de medidas mínimas de seguridad para las jugadoras. Pero la última palabra para garantizarlas se deja en la Federación Española.

Por su parte, en el Sagrado Corazón, su presidenta, Pilar García, asume que su club está en cierto modo en un escenario que esperaba. «Sabíamos que la temporada iba a ser rara, pero esta es la temporada en la que hemos ascendido, eso no se elige», indica, transmitiendo escepticismo sobre que la EBA vaya a arrancar en las fechas previstas.

«Lo que más nos importa en este momento es no perder entrenamientos. Ya nos inventaremos cómo hacerlos divertidos para los más pequeños. Si no podemos empezar en octubre, que se empiece más adelante, pero no podemos permitirnos tener a los chicos sin entrenar. No existe una normativa clara», dice, desvelando que los acuerdos a los que se está llegando con jugadores que no son de Cáceres «son con cláusula por si al final no se puede jugar».

ESPERANZA Y PACIENCIA / Otro recién ascendido es el San José de Cáceres, en su caso a la SegundaB de fútbol sala. Ahí sí son «optimistas de cara al inicio de la competición»,, dice el entrenador y uno de los creadores de la entidad, David Márquez. Esperan que la situación «se vaya solucionando y que poco a poco se vaya viendo la luz».

También son de los que prefieren esperar para poner en marcha una pretemporada que «iba a comenzar ya, pero la pospondremos unos días, hasta saber la decisión del CSD». También esperarán a saber si habrá o no público para lanzar la campaña de abonados, «que ya está lista». En un principio, la Federación Española de Fútbol, que tiene las competencias para el fútbol sala, había comunicado que el 26 de septiembre comenzaría la liga regular, unas fechas que «dudan que se mantengan porque la preparación debería comenzar ya». Por esa razón, imaginan que «el inicio se trasladará a principios de octubre».

Aunque la competición se retrase, desde el club sienten estar en una «situación privilegiada» por haber competido hasta hace poco más de un mes. Entienden que otras entidades quieran empezar cuanto antes porque llevan «desde marzo sin jugar».

«Nos da igual cuándo empezar. Al fin y al cabo, estamos en una situación ‘privilegiada’. Llevábamos parados algo más de un mes, pero hay clubs que llevan desde marzo sin jugar. En nuestro caso, no nos importa empezar más tarde», apostilla.

EL PLANETA FÚTBOL / La semana pasada el fútbol extremeño certificó un movimiento en clave de futuro: estableció un sistema de competición para la Tercera con un calendario más reducido pese que habrá 22 equipos y no 20. En uno de los dos subgrupos de 11 estará un debutante con el entusiasmo al máximo: el Lobón. Desde el recién ascendido esperan comenzar la competición «cuando sea seguro poder jugar», afirma su entrenador, Mario Ballesteros. No les importa «empezar más tarde, si eso garantiza la seguridad de todos». Se está señalando el 11 o el 18 de octubre como hipotéticas fechas para el inicio, aunque todavía no hay nada oficial. Se ha fijado el 1 de septiembre para iniciar la pretemporada. Desde el conjunto lobonero desean empezar la liga en octubre, «por el bien de todos», pues lo que supondría para la situación sanitaria del país, pero no les preocupa tener que arrancar más tarde. Eso sí, «con aficionados para disfrutar junto a ellos el ascenso de hace unas semanas».