Carla Marisa Ramos do Nascimento (Tabuçao, Portugal, 13-1-1986) y Luis María Parejo Camacho (Almería, 5-2-1989) son iconos en el Nissan Al-Qázeres y el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, jugadores de esos que conectan con la grada con un simple gesto. Tras sus respectivas victorias del pasado fin de semana en Vitoria, es un momento ideal para juntarles en la hemeroteca de EL PERIÓDICO EXTREMADURA para que hablen conjuntamente del emocionante final de temporada que afrontan sus equipos.

-Tienen en común el papel de líderes pese a no ser estrellas. ¿Se sienten a gusto con eso?

Carla Nascimento: Yo sí. Ya llevo muchos años aquí. La gente me reconoce como imagen del club y eso me gusta. Ahora ya no tengo un rol muy importante, pero se me sigue identificando mucho con el equipo. Eso, cuando las cosas van bien, mola mucho, y cuando no, pues debes dar la cara.

Luis Parejo: No me hace falta meter 20 puntos para sentirme bien conmigo mismo. Hago que los demás intenten sacar su mejor versión. Con eso estoy contento. Los números son secundarios. Lo importante es el compromiso, estar concentrado, saber lo que tienes que hacer en cada momento.

-Son dos personas de fuera que se han hecho cacereños… ¿Qué les atrae de la ciudad aparte de lo baloncestístico?

C. N.: Cáceres te acoge muy bien. Los primeros años aquí daba clases de mantenimiento a jubiladas y eso me integró directamente. Conozco a un 80% de la población de mayores. Luego ya el amor me atrapó del todo (risas).

L. P.: Estuve un montón de tiempo yendo a equipo por año. Cuando me llamó Cáceres, recordé la época en la que que estaba en ACB y jugaba en Europa. Era difícil decir que no. Llegas aquí y ves que la ciudad respira baloncesto y tradición. Y también, como Carla, encontré el amor.

C. N.: Es una ciudad fácil para vivir. El pabellón está cerca y está bastante bien. Hay tranquilidad y tienes de todo.

-Si esta temporada acaba bien para los dos clubs habrá que poner una placa en Mendizorroza después de lo que ocurrió el sábado y el domingo con sus respectivos equipos…

C. N.: Lo nuestro fue increíble. Lo estábamos pasando muy mal. Llevábamos 50 días sin ganar y eso en un equipo profesional se hace muy duro. Llegar esta semana al pabellón a entrenar ha sido algo completamente distinto. Entrenas con otras ganas.

L. P.: Nosotros, pese a ir 15 puntos abajo en el tercer cuarto, la sensación no era mala. Aprendimos de lo que nos pasó en el Prat, cuando nos vinimos abajo pensando en lo que pasaría. Fuimos mucho más duros y empezaron a entrar las canastas, pero básicamente ganamos desde la defensa.

-A sus equipos se les ha reprochado a veces falta de carácter, pero ocurrió todo lo contrario…

L. P.: El carácter se reprocha cuando no ganas. Si ganas, vale todo. Pero trabajamos igual, somos los mismos, estamos igual de comprometidos.

C. N.: Para ganar necesitas muchos factores. A final de temporada ya te ha pasado de todo, lo mejor y lo peor. En nuestro partido, en los tiempos muertos, nos decíamos entre nosotras que, si nos poníamos por delante, las íbamos a machacar. Cuando lo logramos, casi pareció que el Araski nos entregaba el partido.

L. P.: Nosotros seguimos vuestro final. Una jugadora del Araski falló dos tiros libres al final y promediaba el 91%.

C. N.: ¡Y Miriam [Forasté] empató con una canasta sola bajo el aro! Su defensora la había perdido, como en infantiles. Notas la presión que tienen los equipos.

-¿El Nissan Al-Qázeres ha notado a favor que parecía llegar ya descartado para los ‘playoffs’?

C. N.: ¡No! Lo hemos pasado tremendamente mal. Cuando ganamos, nos metimos en internet y vimos los otros resultados. Hicimos cuentas y vimos que es posible, pero lo primero que tenemos que hacer es ganar nosotras.

-¿Y en el autobús de vuelta del Cáceres qué se decía?

L. P.: Estábamos reventados. Vivimos con mucha tensión el partido y lo soltamos todo en el vestuario con gritos tremendos. Comentamos algo, pero tras comernos la pizza caímos muertos.

-Del Nissan Al-Qázeres se esperaba más en pretemporada...

C. N.: El club invirtió mucho, pero sufrimos bajas y eso nos causó una debilidad importante. Seremos un equipo de Liga Dia, pero solo tenemos siete jugadoras para entrenar. Eso complica mucho las cosas. Pierdes y tienes que entrenar más que nadie, buscar tu máximo, pero que tu máximo no te reviente a ninguna más.

-Suelen entrenar con chicos para completar. ¿Le gusta, Carla?

C. N.: Sí, a mí personalmente sí. Tengo la teoría de que, cuanto peor entrenas, mejor juegas, porque te crea una tensión positiva.

-A Luis se le suele ver más por el Serrano Macayo que a Carla por el Multiusos...

C. N.: Yo apenas voy al Cáceres. ¡Ya paso demasiadas horas en el pabellón!

L. P.: Vienes cuando viene Roger [Fornas] a jugar.

C. N.: Sí. Nos ponemos detrás del banquillo para insultarle (risas).

L. P.: A mí me gusta el baloncesto femenino, aunque sea más lento. Lo veo más técnico que el nuestro, no tan físico. Se ven detalles muy buenos. Los sistemas se llevan más hasta el final.

-¿Ve factible la combinación para meterse entre los ocho primeros de la liga regular?

C. N.: Repito que lo que hay que hacer es ganar y luego ir al vestuario y ver qué han hecho los demás. Solo te tienes que preocupar de lo que depende de ti: entrenar bien y hacer un buen partido.

-El Ensino lleva siete derrotas consecutivas...

C. N.: Eso es muy relativo. En Lugo perdimos. Además, somos el Real Madrid de la liga: contra nosotras a todo el mundo le sale todo. El Sant Adriá nos metió un montón de triples, por ejemplo.

L. P.: A nosotros nos hizo cuatro seguidos Didac Cuevas, del Prat, y rompió el partido. Y no tiene un porcentaje muy alto.

-Siguiendo con los cálculos. ¿Cuántas victorias necesita el Cáceres para salvarse? ¿Las dos de casa y la de Canoe en la última jornada?

L. P.: Es que yo tengo buenas sensaciones esta jornada ante el Palencia. La temporada pasada ya ganamos allí. Hay equipos que se nos dan bien y es uno de ellos.

C. N.: Eso es cierto. El Araski a nosotras también.

L. P.: Yo creo que ganando tres partidos nos salvamos, porque espero que Barcelona B, que tiene que ser nuestra referencia, no gane más de dos. Siendo conformista, firmo llegar a la última jornada jugándome la permanencia en pista del Canoe, pero creo que no va a hacer falta. Podemos llegar salvados si ganamos en Palencia y los dos de casa ante Ourense y Granada. Tenemos que hacerlo. El de Melilla sí que lo veo más complicado con el viaje y demás. Siempre se nos da mal.

-Sería un golpe duro bajar...

L. P.: Es mi ciudad, es mi club. No es compatible con un año feliz en mi vida con el nacimiento de mi hija y que también me voy a casar este verano. En cuanto a trabajo, no nos lo merecemos, aunque haya sido una temporada irregular. No nos ha acompañado ni la suerte ni las lesiones.

-Ambos tenían una relación larga en el tiempo con los entrenadores que salieron, Jesús Sánchez y Ñete Bohigas. ¿Cómo lo vivieron?

L. P.: Ñete apostó por mí y hemos mantenido una relación fantástica. Era muy duro ver que las cosas no salían. Roberto [Blanco] también es mi amigo.

C. N.: Sobre Jesús, también lo viví mal, pero también sé lo que se pasa cuando no estás a gusto. Lo que le dije cuando me contó que podía irse fue: «primero, sálvate tú. No estés aquí sin ilusión». Ángel [Fernández] vino, pero tampoco tenía demasiadas piezas para cambiar mucho.