Estuvo recorriendo pasillo arriba y pasillo abajo todo el fondo sur del estadio Cartagonova el 24 de junio. Detrás de su tesoro más preciado, la afición azulgrana. Casi sin mirar y con un sueño que amenazaba, muchos años después, en convertirse en realidad. A Manuel Franganillo, presidente del Extremadura, todavía se le escapa esa sonrisa traviesa de haber logrado una gesta descomunal cuando nos extrapolamos hasta ese momento. 16 años después, la región ha logrado en este 2018 que ahora acaba volver a disfrutar del fútbol profesional de élite gracias al Extremadura UD. Un año repleto de emociones para un club que vuelve a despertar simpatía por todos los rincones de España. Una entidad que se ha convertido en el abanderado del fútbol regional con un equipo en Segunda División, un filial en Tercera, un juvenil en División de honor y el club con más equipos de cantera federados con 32. Todo eso con 8.000 socios.

--Se va un año mágico…

--La verdad es que ha sido un año fascinante. Ciertamente, llevamos tres años en una línea ascendente muy positiva, desde el ascenso ante el Conquense. Luego llegó la salvación histórica y ahora el ascenso a Segunda. Ha sido un colofón bárbaro a un año muy exigente en todos los sentidos.

--¿Le da miedo que algún año no vaya tan bien?

--Hay que ser consecuentes con los retos. Mantener la categoría en Segunda será un reto apasionante en 2019. El aterrizaje al fútbol profesional ha sido frenético en todo. Ahora nuestro cometido es asentar al club a nivel institucional y deportivo. Lo que hemos vivido estos meses es la guinda a un año mágico.

--¿Cómo define el 2018?

--Ha sido un carrusel de emociones. De buenos y malos momentos, como todo en la vida. Pero hemos logrado un objetivo fabuloso. Lo que más engrandece a este equipo y a esta afición del Extremadura es con la intensidad con la que vivimos todos estos momentos. Cada año es distinto, pero la sensación de querer a este club de la manera que nosotros lo hacemos… eso no cambia.

--¿Con qué partido o imagen se queda del año que se acaba?

--Sin duda, con la victoria 0-2 en el Estadio Romano. No por el rival, ojo, sino porque veníamos del peor momento que he tenido como presidente tras la derrota en el Nuevo Vivero y caer al sexto puesto a dos jornadas del final. Aquello fue un palo tremendo. Veíamos que se nos escapaba todo. El partido del Romano nos resucitó a todos. La gente andaba muy tocada y la llegada de Sabas fue un revulsivo tremendo. La catarsis fue descomunal. En solo una semana creamos un clima de positivismo que era casi impensable. Eso sí se puede decir que fue algo mágico de verdad. Y a partir de aquella victoria, nos liberamos de toda la presión y el equipo sacó lo mejor que tenía dentro para llevarnos al ascenso. Pero el Romano fue la lanzadera.

--Siempre se ha dicho que el Extremadura es un club con fe.

--Cierto. Eso es algo que se lo debemos a nuestra afición. La grada del Francisco de la Hera es pasional, inteligente y, sobre todo, respetuosa. Esa combinación hace que, en momentos complicados y siempre después de darnos los palos que a veces también hemos merecido, pero siempre regresan a la calma y se aferra a la esperanza. Y nos empuja con esa fe. Para mí es un orgullo ver la acogida que tiene nuestra gente en estos grandes estadios. Muchos presidentes me lo dicen. Y esa fe y ese respeto es algo que hemos conseguido que se haya transmitido de generación en generación.

--¿Le ha cambiado mucho la vida en Segunda?

--Hombre, claramente. He tenido que dedicarme casi en cuerpo y alma al club. Yo soy empresario y gracias a mi padre y a mi hermano he podido compaginarlo todo. La Liga exige reuniones continuas. Es un mundo muy profesionalizado donde los clubes funcionan como grandes empresas. Nosotros aún somos noveles en la materia, pero tenemos un equipo de trabajo con muchas ganas y estamos creciendo muy rápido. Intentamos adaptarnos lo antes posible. A mí se me está pasando el tiempo volando.

--¿Ha madurado por fin en lo deportivo el equipo en Segunda?

--Creemos que sí. Este debate lo he reflexionado mucho. Si tenemos la fortuna de asentarnos en la categoría, no vería descabellado jugar algún día alguna liguilla de ascenso. Hay equipos en Primera para los que era impensable estar ahí hace unos años. El formato te permite poder estar cerca de los de arriba si combinas bien tus recursos. Tenemos ejemplos ccomo el Eibar, el Leganés o el Huesca.

--Siempre miró para arriba…

--Siempre fui ambicioso por naturaleza y no me conformaría con mantener sólo al equipo en Segunda, aunque hay que ser consciente de que esto, ahora mismo, es muy difícil. Con un buen trabajo a nivel empresarial y una buena secretaría técnica podemos tener esas oportunidades. Y tenemos una afición que casi llena el estadio cada domingo. Ese plus no lo tienen todos.

--¿Cómo está el mercado invernal?

--Si lo pregunta por Enric Gallego, entiendo todos los rumores, pero ahora mismo la única circunstancia para la que pueda salir es que haya un club que abone su cláusula de rescisión de cuatro millones de euros.

--O sea que se queda.

--La idea es contar con él hasta fin de temporada. Él le debe mucho al Extremadura y nosotros a él. Tiene una buena disposición económica y personal y mantenerlo puede ser nuestro mejor regalo.

--¿Y habrá fichajes?

--Está claro que Casto será el primero en inscribirse. Los patrocinios con Junta y Ayuntamiento nos han de valer para subir los ingresos extraordinarios y poder tener más maniobra para fichar. Rodri tiene claro lo que quiere y lo que se necesita.

--¿Le ha sorprendido el cambio radical desde que llegó Rodri?

--No es fácil el trabajo de un entrenador. Rodri nos ha dejado gratamente sorprendidos a todos. Primero, especialmente, a los jugadores, tanto por su manera de trabajar como por su manera de ver el fútbol. Me alegro también por nuestro director deportivo, quien recibió muchas críticas por su fichaje sin conocerlo nadie. Ya pasó con Enric Gallego.

--¿Optimista con la salvación?

--Fuera estamos rayando a gran nivel y sabemos que vamos a mejorar como locales. Siempre soy optimista con el Extremadura.

--¿La LFP colma expectativas?

--El éxito en el fútbol es efímero. Lo que más me ha gustado de llegar a LFP es la manera en cómo hemos compartido los éxitos con los nuestros. Afición, jugadores, técnicos, empleados… todos hemos disfrutado muchísimo. Me hace muy feliz lo que el Extremadura ha sido capaz de generar a nivel emocional para la ciudad y, por supuesto, el reporte económico tremendo que le estamos dando a Almendralejo.

--El club abanderado de la región. ¿Qué siente al escucharlo?

--Responsabilidad y sentido común. Ahora tenemos que asentar a este club en la categoría para sentar todas las bases. Ha crecido mucho el primer equipo, pero también el filial, el femenino y el juvenil de división de honor. Hicimos un gran trabajo cuando nos fusionamos con el San José y creamos una plataforma de cantera seria. Siempre fue una de mis prioridades. Estoy convencido de que es el futuro de muchos de nuestros jugadores.

--¿De quién se acuerda después de este exitoso 2018?

--De mi familia. No puedo olvidar aquella fatídica tarde tras perder en Badajoz. Venía conduciendo y en mitad de un atasco, cuando miré para atrás, estaban todos los de mi familia llorando porque se nos iba todo al garete. Esa noche, después de ponerme el pijama, me dije que era un idiota y que tenía que arreglar esto. Llamamos a Sabas y cambió todo. Viví lo más amargo y lo más dulce en poco tiempo. Y cuando se pasa tan mal luego se disfruta más.