El público ni siquiera salía enfadado. Al acabar el partido ovacionó educadamente al equipo y en las rampas de salida se hablaba de ir a comprar churros, de llamar a la parienta para que fuera preparando el chocolate, de los días de asuntos propios que se iban a coger algunos...

"Lo peor de todo es que no le puedes pitar a nadie", razonaba un aficionado en la esquina de los cubatas . El Foro Baloncesto Cáceres sí tenía claro a quién pitar y dejó en cada asiento un folio criticando al concejal Felipe Vela. Las peñas pitaban a la Caja. La 32+14 voceaba: "Felicidades a todos, a la Caja también". La Kamicáceres coreaba: "Llama a la Caja, Saponi llama a la Caja". Pero Saponi no estaba.

Cuando la crónica de un partido se tiñe de tanta irritación, tanta desesperación y tanta sociología, es que las cosas no andan nada bien.

Un histórico de la grada lo resumía funerariamente: "Aquí huele a muerto". Y las pancartas, en fin, animaban a la depresión numantina: "Pese a algunos, el Cáceres resiste"... "¿Quién quiere hundir al Cáceres?"... "Mi Cáceres no se merece esto".

Sin embargo, en los inicios del encuentro de ayer hubo un atisbo de esperanza. Como decían en la esquina de los cubatas : "Volvemos los cuarentones". Y una pancarta lo ratificaba: "Bienvenido a casa, Jiri". Jiri Okac respondió en los primeros minutos, pero pronto se apagó su estrella. Después, todo salió mal y la cosa acabó con Los Barrios tocando el bombo con su afición y los cacereños yéndose a comprar churros, como cuando no había baloncesto.