El fútbol nos deja historias lindas y entrañables cuando la modestia irrumpe por la puerta del señorío y demuestra que sobre un terreno de juego el orgullo y la casta pueden tumbar a grandes presupuestos. Saben de esto en Olivenza, un lugar que por su posición geográfica ha sido escenario para valientes guerreros que han sobrevivido durante años a tensiones fronterizas. Esa garra la conservan sus vecinos, varios de los cuales se enfundan cada domingo la camisola blanca de su equipo para ser protagonistas de la Tercera. Este año están dando guerra de verdad y tras el primer tramo de la competición, el Olivenza ya es oficialmente la revelación de la liga.

Dirigido por un hombre con mil batallas, el pacense Juan García, los oliventinos son quintos contra todo pronóstico, a sólo dos puntos de la tercera y cuarta plaza que ostentan Azuaga y Don Benito. La mayoría de sus jugadores son oliventinos, conservando el 85% del plantel que salvó con apuros la categoría el pasado año. Sus fichajes no han sido mediáticos y son refuerzos que, en su mayoría, proceden de la Regional Preferente. Sus jugadores no cobran mensualidades y lo único que ven es una gratificación de 50 euros por partido ganado. Su estructura es básica, pero en el club se desviven por tenerlo todo en orden en cada entrenamiento y en cada partido. Y así, multiplicando esfuerzos y sumando tareas, el Olivenza se hace un hueco en los periódicos.

«Ahora estamos sonando y a todos nos gusta, pero somos conscientes de quiénes somos y de que llegarán momentos difíciles», advierte su entrenador. Juan García asegura que su equipo disfruta del momento y tiene claro que el éxito de este Olivenza radica en el trabajo en equipo.

Comprometidos

«Entrenamos cuatro días a la semana y me está sorprendiendo la gran predisposición al trabajo de todos. Hay una gran ilusión y, sobre todo, buenas personas».

El Olivenza es un equipo de guerreros veteranos. Ciga salvaguarda la portería y viejos rockeros como Pekas, Capa o Atón estructuran su columna vertebral. Los Romero llevan la sinfonía del gol. Borja ha anotado cinco y Alex cuatro. Son los dos estiletes del mago Chicote, que vive una tercera o cuarta juventud. «Está muy implicado. Nos ayuda todo lo que puede. Es un futbolista privilegiado en el apartado técnico, no sólo en la ejecución de acciones, sino en el fútbol que origina y la experiencia que tiene», dice Juan García.

Para el técnico la situación no es nueva. Ya vivió algo similar cuando dirigía a la UD Badajoz y, más recientemente, con el Atlético Pueblonuevo. «Quizá me recuerda más a esto último. Un equipo que es una familia y que lucha por y para su pueblo». Así es el Olivenza, la auténtica locomotora de la Raya.