Fue un gran día: seis españoles en seis de los nueve escalones del podio de Misano. Sabido es lo difícil que resulta ganar en MotoGP, pero tanto Héctor Barberá (Aprilia, 250cc) --tras una caída absurda de auténtico principiante del campeón Marco Simoncelli (Gilera)-- como Pol Espargaró (Derbi) --sí, Pol Espargaró, no Julián Simón (Aprilia), que fue quien acabó triunfando en 125cc-- hicieron lo posible (espectáculo incluido) y lo imposible (adelantamientos prodigiosos) para divertir a los 55.103 espectadores presentes.

La mayor desgracia no fue, no, la derrota de Jorge Lorenzo (Yamaha) a manos de un motivadísimo Valentino Rossi (Yamaha), sino la manera en la que Pol Espargaró perdió una carrera que, no solo tenía ganada, sino cuyo triunfo se lo había trabajado con enorme sudor, sacrificio, peligro, habilidad y coraje pues, en la primera vuelta, cruzó la meta en el puesto 13 y, a partir de ahí, superó, vuelta a vuelta, frenada a frenada, a Redding, Olivé, Folger, Rabat, Cortese, Bradl, Márquez, Smith, Simón, Corsi, Terol y Andrea Iannone.

Y ahí fue donde el pequeño Polyccio , de solo 18 años, provocó al más bobo de la clase, Iannone, de 21 años, uno al que le importa poco, muy poco, cómo, a quién y dónde intenta adelantar.

De tal modo que, en la última curva del último giro, se metió donde, según Espargaró (y con razón), "no había ni sitio, ni era el momento, pues se trataba de una maniobra, simplemente, imposible". Iannone se metió, resbaló y se llevó por delante a Pol, cuya moto no solo voló por los aires, sino que fue directamente al desguace. Karlos Arguiñano, el patrón de Pol, deberá pagar, al menos, 100.000 euros por una nueva Derbi.

Actitud callejera

Pol se arrodilló, lloró amargamente y, cuando vio que Iannone trataba de volver a la pista, le rompió la cúpula de su Aprilia de un puñetazo. El italiano le dio un cabezazo y fue sancionado con 5.000 dólares. Pero, al parecer, no tuvo suficiente con eso e insultó a toda España. "Pol me ha llamado estúpido, me ha roto la moto", dijo Iannone. "Yo no he tocado su moto ni a él porque los españoles me dan asco. Con ellos siempre me pasa lo mismo, no lo entiendo".

Iannone, que reconoció abiertamente que había intentado la maniobra porque nunca se conforma con ser segundo en la meta, se negó a matizar o rectificar sus comentarios cuando la televisión italiana le ofreció esa posibilidad.