Uno es socialista y el otro laborista. Por eso, ayer, en Trafalgar Square, no había entre ellos rivalidad política; sino más bien complicidad y mucha felicidad. Ken Levingston, el major de Londres, paseaba junto a Bertrand Delanoë, alcalde de París, y le enseñaba la extraordinaria postal que presentaba ayer su ciudad, feliz, alegre, disfrutando con el Tour, una imagen que contrastaba con el horror, el desespero, la sangre y la muerte de hace dos años, tras los atentados del 7-J.

Ayer, a diferencia de días precedentes, sí se vieron, y bien, a los policías, más de 5.000, que protegían y vigilaban a lo largo de los 7,9 kilómetros del prólogo, mitad deportivos, mitad turísticos, que sirvieron para acoger por primera vez a la grande boucle en la capital británica.

Las medidas fueron claras y visibles. Grandes bloques de hormigón, colocados estratégicamente en las calles de acceso al circuito, servían de obstáculo a una posible carrera infernal de un coche.

A las ocho de la mañana ya estaba cortado al tráfico en todo el centro, en una imagen nunca vista en la ciudad, ni siquiera en su multitudinario maratón. A esa hora ya había gente colocada en las vallas, con la intención de esperar siete horas a que tomara la salida el primero de los ciclistas.

Espectáculo inmenso

Londres fue una fiesta. Londres fue una ciudad alegre, una felicidad que vino desde Francia en forma de Tour, una prueba que fue seguida en directo por más de un millón de personas, según la BBC, y que disfrutaron sobre todo cuando entraron en escena sus dos figuras locales, dos teóricos maestros en los prólogos cortos, Bradley Wiggins, vecino de Londres, y David Millar, escocés pero británico, quienes estuvieron muy lejos de sus intenciones por triunfar en la vieja capital de imperio y vestirse con el primer jersey amarillo de la ronda gala del 2007.

Fue un espectáculo inmenso, con mucha más gente, por ejemplo, que la que se lanzó a las calles de París para seguir en el 2003 el inicio del Tour del centenario. Fue una imagen que muchos, como el corredor catalán, Xavier Florencio, debutante en la ronda francesa, recordará mucho tiempo. "Por mucho que te cuenten, hasta que no ves una cosa así no te lo crees", explicó el ciclista que corre en el conjunto francés del Bouygues Telecom.