Lourdes Rodríguez Alonso (Horcajo, 30-1-1978) dejó la pequeña aldea hurdana donde vivía desde que nació para residir en Pinofranqueado. Aquel cambio sucedió tras su boda, hace 15 años. Con su marido dirige una asesoría fiscal, en la que hay en nómina otros seis trabajadores, pero esta madre de los mellizos Alex y Kevin (11 años) que rezuma entusiasmo en todo lo que hace tiene otra ocupación en la que sufre al tiempo que disfruta: desde 2015 es presidenta del club de fútbol Las Hurdes.

Gente como Lourdes han sacado del ostracismo deportivo a esta comarca extremeña, en la que durante 25 años no hubo fútbol. «En 2012 se crearon un club y una escuela de fútbol, el club bajo el nombre de Las Hurdes Destino Natural, con un solo equipo, en Regional y Activahurdes, con un solo equipo femenino», cuenta esta mujer atípica por sus inquietudes, capaz de colaborar desinteresadamente en actividades que tienen mucho de solidarias como el Ampa y el consejo escolar del colegio de sus hijos o en rutas y actividades del ayuntamiento. «Me gusta mucho involucrarme», asume.

En 2014 Las Hurdes CF ya contaba con dos equipos y en Activahurdes desaparece el femenino y se van creando chupetines, prebenjamines, benjamines, alevines, infantiles y cadetes. «Cuando entré, vi las carencias, y no solo de voluntarios, sino de personas que se ocuparan de algo que estaba a punto de venirse abajo porque se necesitaban muchas horas y todo sin contraprestación alguna».

Lourdes entró de vicepresidenta en Activahurdes y de tesorera en Las Hurdes. En 2015, «me quedé de presidenta de la escuela y de Las Hurdes, y vi la necesidad de fusionar los dos porque era una locura tener la cantera por un lado y el club por otro», relata.

«Fueron dos años interminables porque era muy difícil mantener el fútbol en una zona rural donde para formar equipos hay que hacer malabares», dice, para ejemplificar después la dura valoración: «para un equipo como el benjamín de 10 niños teníamos que buscar por todas las aldeas, siempre vamos muy justos». Pero ella se animó «y ya me quedé como presidenta del único club formado por todas las categorías», cuenta con indudables dosis de orgullo.

Aun así, asegura Lourdes, «no me considero una presidenta al uso, ya que realizo todas las funciones: me ha tocado limpiar el campo, los vestuarios, me he ocupado de las cuentas, de coordinar partidos, fijar horarios, hacer las fichas, reconocimientos médicos, tesorera, llevar a los niños a los partidos, si se lesionaban al médico... un poco de todo».

«Entré en este mundo porque veía que se iba a venir abajo y poco a poco el cariño de los niños y las necesidades que veo hacen que necesiten a una persona luchadora que les dedique tiempo y que además de no cobrar aporte dinero si hace falta», relata la presidenta, que añade: «uso mi negocio para beneficio del club en cosas como fotocopias, fax, escáner para las fichas, etcétera».

¿Hay machismo en el fútbol? La protagonista de esta historia del deporte extremeño más humilde no lo duda. «Es un mundo difícil, sobre todo para una mujer. Es un mundo machista. El primer año fue complicado, ya que tenía que lidiar con otros clubs. Algunos me miraban como diciendo: ‘esta niña vendrá a ligar porque ¿qué hace una mujer en el fútbol? Me costó el doble que a los demás hacerme respetar por ser mujer, no por todos, ya que es justo reconocer que encontré ayuda en muchos presidentes y coordinadores», agradece la dirigente hurdana.

Integración paulatina

«Poco a poco me fueron conociendo y me sentí integrada, pero tengo que reconocer que al principio, por ejemplo, si yo ponía un torneo y otro club también siempre iban antes al del otro equipo. Yo no solamente era la nueva, sino que era una mujer». Afortunadamente, se intuye esto ha cambiado, según su testimonio. «Cuento con el apoyo de todos los clubs y me he ganado el respeto y la confianza», aduce.

¿Miedo? Evidentemente ninguno. «Llevo trabajando en el mundo de la asesoría desde 1998 y estoy acostumbrada a moverme en el mundo de los negocios, pero en muchas ocasiones me dieron ganas de tirar la toalla y decir: ‘encima que sacrifico el tiempo que tengo, que casi no veo a la familia, solo veo problemas», dice. Pero esa idea se olvidaba «cuando veía a los niños de cuatro añitos y me decían: ‘he sacado un sobresaliente, de premio nos pones un partido’ se me olvidaba todo; esos enanos y los mayores me han dado tantas lecciones...».

Con toda la evolución, se fijó como objetivo que los ocho equipos --sí, ocho-- que formaban el club pudieran jugar en las mismas condiciones que sus vecinos de sitios como Montehermoso, Coria o Moraleja, con hierba. Y es que su campo, el Eufemio Jiménez, es de tierra, con todo lo que ello supone . Y en ese proceso están, tras haber arrancado el compromiso del ayuntamiento «de que a finales de ese año se empezaría a poner el césped, «un sueño que se hace realidad».

«Nuestra financiación es mínima, las empresas son pequeñas y colaboran con lo que pueden, pero necesitamos más: nadie cobra. Este no es un club que cuando se abre el periodo de inscripciones tiene muchos jugadores. Ojalá», proclama Lourdes Rodríguez. Equipos rivales no van a Pinofranqueado a amistosos por el terreno de juego. También sufren la falta de árbitros en las ligas de menores del Alagón. «Nunca faltan en poblaciones grandes», compara. «Todas estas injusticias me motivan para seguir al timón de este barco. No voy a permitir que priven a mis chicos de lo que les gusta y de poder ofrecerles un estilo de vida saludable», avisa.

«No todo es malo», afirma la presidenta. En el camino se va encontrando amigos y «el fútbol te da muchas lecciones». Palabra de Lourdes Rodríguez.