Podría decirse que, a día de hoy, hay tres tipos de equipos extremeños en el grupo IV de Segunda B: los que, por encima de los resultados, llevan una línea coherente de solidez (Badajoz y Jerez); los que parecen reaccionar después de un inicio pésimo (Villanovense y Cacereño) y los que se hunden sin remisión y no encuentran soluciones (Extremadura y Mérida).

La undécima jornada de la competición confirmó todas estas tendencias. Especialmente preocupante es la última. Almendralejenses y emeritenses son los dos únicos equipos extremeños que han jugado en Primera División --pasarán años y años hasta volver a disfrutar de algo así-- y ahora están al borde de la Tercera. Al menos eso dicta la clasificación: ambos marchan con ocho puntos en el último vagón y llevan más de un mes sin saber lo que es ganar.

De ninguno de los dos puede decirse que tengan motivos para la esperanza. La presencia de Bernardo Plaza en el banquillo del Mérida no sirvió siquiera para arrancar un punto del estadio del colista, Los Palacios (1-0), que aún no había ganado. Mientras, en Almendralejo los problemas deportivos y económicos se mezclan hasta un punto que es difícil de discernir. El 0-3 del Ecija de Paco Chaparro es otro correctivo doloroso en un estadio que parece haber perdido su mística ganadora.

DERROTADOS, PERO LIDERES

El Badajoz fue claramente superado en la Ciudad Deportiva del Sevilla (4-2). El filial ofreció su mejor cara frente a un equipo de Felines que hasta ahora apenas había mostrado carencias defensivas. Sin embargo, el resultado no hace que los pacenses se descabalguen del primer lugar de la clasificación, ya que el Pájara Playas no pudo con el Universidad de Las Palmas (1-1). En cualquier caso, el partido entre el equipo de Fuerteventura y el Betis B, suspendido hace una semana, sigue pendiente.

Otro equipo con talante férreo ya se sabe que es el Jerez. Ayer añadió otro capítulo a su historia de heroicidades en Segunda B de los últimos años con una igualada a cero en Jaén... terminando con ocho jugadores (!). Puntos como éste saben bien y relativizan la importancia de que el equipo esté acumulando muchos empates últimamente.

La mejor cara la dieron Villanovense y Cacereño, que resolvieron con suficiencia sus compromisos en casa. Les costó arrancar, pero ahora ya han salido de los puestos de descenso directo y miran al futuro con optimismo. Los de José Mari Calvo se impusieron además a un equipo de los de su liga , el Marbella (3-1), y cancelan el estigma de que eran un equipo escasamente goleador.

Capítulo aparte también merece el Cacereño, el otro que se regenera. En el primer partido en el que su presidente, Félix Campo, ocupaba el palco del Príncipe Felipe tras el caso que ha desviado la atención de lo futbolístico, los jugadores cumplieron con pulcritud el expediente que les presentaba un Betis B que acompaña a Extremadura, Mérida y Los Palacios en el cuarteto de abajo. El 2-0 final con tantos de dos clásicos como Enrique y Cobos supone el tercer triunfo consecutivo en casa. Ahora la asignatura pendiente es mostrar unas mejores prestaciones fuera, donde sólo se han sumado dos puntos en lo que va de liga.