Hace tiempo que Luis Enrique era el plan B del Barça por si se producía la peor noticia con Tito Vilanova. No resulta, por lo tanto, nada casual que el mismo año, verano del 2012, en que Guardiola abandonó exhausto y "vacío" el Camp Nou, el técnico asturiano dejara también el Roma, a pesar de que le quedaba todavía un año de contrato con el club italiano. Esperó Luis Enrique para saber si el club ejecutaba ese plan B, pero la fuerza y energía de Tito le hizo cambiar de planes, aceptando la oferta del Celta, donde firmó a inicios del mes de junio por dos temporadas, con una cláusula de escape de tres millones. Luis Enrique (43 años) toma ventaja, avalado por el apoyo presidencial de Sandro Rosell, para suceder a Tito. Pero no es el único candidato de la lista. Martino (Newell´s), Bielsa (ex del Athletic), Heynckes, jubilado tras llevar a la cima al Bayern, están ahí.

EL TURNO DE ROSELL Devastado por la recaída de Tito, que ha tenido que dejarlo, muy a su pesar, el Barça elige algo más que entrenador porque pone en juego hasta el modelo triunfal de los últimos cinco años. Después de disfrutar durante tres temporadas de la inercia del proyecto deportivo liderado por Laporta, guiado ideológicamente por Cruyff y sublimado en la dirección y ejecución por Guardiola, le toca mover pieza a Rosell. Justo a mitad de su mandato. Luis Enrique, a quien el Celta aún no ha inscrito en la federación española, ha sido un técnico que le ha seducido desde que coincidieron en el último año del asturiano en el filial. Fue mucho más próximo al presidente que Guardiola.

Tras haber convivido con entereza y enorme dignidad meses con la enfermedad de Tito ("primero hay que pensar en la persona, luego en el club", dijo Rosell el lunes), busca poner su sello en el proyecto. Son horas de reflexión, un largo fin de semana para cerrar negociaciones, mientras los nombres se suceden en la lista de entrenadores que aspiran a dirigir al Barça. Desde los argentinos Gerardo Tata Martino, extécnico de Newell´s, de Rosario, como Messi, guardiolista confeso, a Marcelo Bielsa, extécnico del Athletic. Ambos tienen una ventaja: están libres. Y una gran desventaja: carecen del conocimiento del club y del entorno de Luis Enrique (ocho años como jugador y tres como técnico del Barça B).

Al presidente, además, se le echa el tiempo encima ya que en menos de un mes empieza la Liga. Dos almas confluyen en esa decisión que marcará el futuro inmediato, y a medio plazo, del equipo. Rosell, por un lado; Zubizarreta, el director deportivo, por otro, mientras Josep Maria Bartomeu, el vicepresidente deportivo, queda como puente para buscar una solución de consenso y ser presentada lo antes posible.

RUBI, O EL MODELO Si fuera el lunes, mejor que el martes porque el equipo inicia el miércoles una gira europea con una parada en Múnich (Bayern) y luego el sábado en Oslo (Valerenga). Hay dos opciones estratégicas: un técnico puente a la espera de una decisión definitiva en el 2014 cuando piezas de mayor calado queden libres o apostar con un contrato, al menos por dos temporadas, para garantizar estabilidad sin alterar el modelo de juego. Luis Enrique. que renunció al año de contrato que le quedaba en el filial para irse al Roma, serviría para evolucionar esa idea porque reúne ese perfil, a no ser que el club arriesgara eligiendo a Rubi, el técnico que fue a buscar Tito al Girona. Eso es lo que defiende Zubi. El modelo por encima de todo. Incluso de caprichos de jugadores.

Ahora, en cambio, ni sale en la lista de candidatos el nombre de Eusebio, que inicia su tercera temporada en el filial, porque el club no ha podido generar un recambio en casa.