Luis León, campeón de España de contrarreloj, 24 años, de la generación de Riccò y del ausente Alberto Contador, recibía en la salida unas sencillas clases de francés. A su lado, Pereiro daba un recital de italiano. Valverde, cojeando, se montaba en la bici ayudado por los auxiliares. De dormir, con tanta herida, poco.

Esperaban 159 kilómetros y una exhibición del Caisse d´Epargne. Primero se exhibió, con el aire y la ayuda del CSC, para hacer añicos el pelotón. Cunego fue la víctima y el veterano Moreau puso pie a tierra. Luego, para meter a Luis León en la fuga del día, con Jufré y De la Fuente, nuevo rey de la montaña. Y, finalmente, para lanzar a Luis León a por la victoria.

Atacó a falta de cuatro kilómetros. Con dos etapas en la París-Niza, nadie osó seguirlo. Solo atendía a los consejos que oía por el pinganillo. Le gritaba Valverde: "¡Venga, venga, que puedes llegar!". También Pereiro: "¡Vete, vete, dalo todo!". Y el jefe Unzué, desde el coche: "¡Dale, chaval, dale!".

Luis León sabía que en Murcia lo estaban celebrando. No en vano el padre empezó con la bici para corregir una lesión de rodilla, producto de la caída que sufrió en Euskadi cuando, siendo guardia civil, un coche intentó arrollarlo. Ayer no hubo atentados. Solo alegría.