Reconozco mi debilidad, desde hace mucho tiempo --bastante antes de su llegada al Cáceres--, por una persona del talante de Juan Francisco Luis, tipo dialogante y trabajador, un cacereño ´de toda la vida´, que diría el eslogan electoral de José María Saponi. Su etapa al frente del club verdinegro se está acabando inexorablemente, superada por los acontecimientos. Luis no ha podido con las circunstancias, ni con su condición de aficionado metido a directivo, ya que para ser un presidente hace falta tener un respaldo económico detrás, desgraciadamente para él y para los valientes que lo intentan.

En fin. Salvo sorpresa de última hora, se va Luis, y lo hace arremetiendo veladamente contra su valedor, José María Bermejo, por el abandono "sospechadamente precipitado" de la fundación que teóricamente sostenía al club. Yo me quedo con su talante, con su laboriosidad y con su humildad, que --justo es recordarlo-- incluso han salvado al club y le han dado vida hasta la caótica situación actual.

*Periodista