De pequeño, me iba desde Las Trescientas al Príncipe Felipe andando para ser recogepelotas. Me daban 100 o 200 pesetas, no me acuerdo bien cuánto». Luis Miguel Gracia, ‘Luismi’ (Cáceres, 18 de julio de 1983) vive en Cataluña, pero no olvida sus raíces, ahora que ha tomado una decisión casi traumática. «Mi Cáceres es mi Cáceres», dice con orgullo este deportista con 17 años de profesional en sus botas y una pléyade de clubs en su florido currículum, incluido uno de Primera División, el Espanyol.

Luismi, uno de los futbolistas más importantes que ha dado Extremadura en las últimas décadas y el primero en marcar con la propia selección regional, se retira en el Sant Andreu, en cuyo cuerpo técnico se ha integrado. Su rodilla le ha dicho basta tras un particular calvario que se ha prolongado durante la friolera de diez años. «Sin salud, no somos nadie», proclama.

Este talentoso jugador no ha podido más. «Desde entonces no he vuelto a ser el mismo». He ahí el antes y el después. En la temporada 2008-2009, cuando iba a formar parte del primer equipo del Espanyol, una lesión de rodilla tras un choque con gol incluido con el portero del Gavá le cortó su trayectoria. «Desde entonces no fue nada igual», masculla.

Antes, durante y después, el fútbol como estilo de vida, con sinsabores como las dolorosísimas muertes de compañeros y amigos como Dani Jarque, su íntimo Fali («todos los días me acuerdo de él») o Carlitos, «con el que coincidí en la selección extremeña». En el otro lado, su debut con el Cacereño en el Príncipe Felipe ante el Castuera, su primer partido con el Espanyol o los ascensos con el Lugo, «éste especialmente por el protagonismo que tuve», o Nastic.

GOLES CON 15 años / Todo tuvo un origen en su CPC, en cuya cantera destacó muy pronto. «Con 15 años me llamaron a un entrenamiento, en concreto fue Carlos Orúe. Hice un par de goles y todos se sorprendieron. Se le puede preguntar a Aitor Bidaurrázaga, por ejemplo. Mira, si éste es el recogepelotas, ¿no?, decían». Su creatividad y rapidez no pasaron inadvertidos. El inolvidable ‘Maradona’, de su barrio, Vicente Parra y Ángel González le impulsaron hasta que el Espanyol le firmó. «Creo que fueron 50 millones de pesetas», recuerda. Muy joven empezó una carrera exitosa, pese a los vaivenes. «Firmé tres años». «Iba a debutar con Juande Ramos al segundo año, pero le echaron en la quinta jornada y me quedé fuera».

Después llegaría Luis Fernández en un Espanyol con futbolistas como Tamudo. Se fue al Albacete, pero descendió a Segunda. Llegaría después el Murcia, el Lleida, «con dos muy buenos años» y el Espanyol volvió a fijarse en él. Empezó en el segundo equipo, con el que sobresalió («10 goles en 11 partidos»), lo que le hizo contar ya definitivamente para el de Primera División. «Pero me llamaron para el segundo y pasar Copa Federación. Y entonces ocurrió lo de la rodilla, la izquierda…». Tenía entonces 25 años. Con Mauricio Pochettino ya no pudo ser.

El único club que apostó fuerte por el fue el Cacereño, con Ángel Marcos. «La primera vuelta no fue buena, pero la segunda sí». Recondujo entonces su carrera Luismi. «En Lugo, con Quique Setién, hice goles y ascendimos». Después, el Alavés, otra buena experiencia rota por su maltrecha rodilla. En el Huracán... en el Alcoyano, su siguiente destino, le fue muy bien, pese a todo. Desde entonces, todo fue más complicado. Nació su hijo, Adriá, y con su pareja, Silvia, su vida ya se planteó de otra manera. «Ella ha sido la que se ha tragado todo y me ha ayudado en todo». El sufrimiento de los últimos diez años ha sido grande. Formaron un hogar y la opción de Sant Andreu ha dado por finalizada su carrera.

Luismi, talento a borbotones, se podrá preguntar: ¿qué hubiera sido sin la desdichada jugada del choque con aquel portero en Copa Federación? En cualquier caso, en su hoja de servicios siempre pondrá que estamos ante un talento puro de Las Trescientas.

¿El futuro? Puede ser entrenador. Mientras, prepara a cadetes y apura los estudios de Ciencias del Deporte. «Me quedan unas cuantas asignaturas». Desde luego, el de las vivencias deportivas al límite no. De esas tiene el títulio de doctor honoris causa.