Laura Campos Prieto (Mérida, 13-9-1988) sigue muy en forma, pero ya no es esa enjuntísima gimnasta que representó a España en dos Juegos Olímpicos, los de 2004 y 2008 en Atenas y Pekín respectivamente. Superados ya los treinta, presume de tener una preciosa e inquieta niña de 5 años, Naroa, que quiere seguir sus pasos ¿Cómo no va a querer hacerlo teniendo una madre que ha sido tan importante en su deporte? Ellas dos son un símbolo más de la esperanza de futuro que habrá después de estos días oscuros. Y lo ‘único’ que hacen (y pueden y deben hacer) es quedarse en casa, en Calamonte, y esperar. Saber que el próximo día 27 podrán pisar juntas la calle, aunque solo sea unos minutos, les ha proporcionado una gran alegría.

Naroa lo tiene fácil cuando se le pregunta qué quiere ser de mayor. «Gimnasta, como mamá, e irme a Madrid a estudiar también Veterinaria», suele contestar. La madre, claro, se derrite. Antes de todo lo que está pasando, solían ir juntas a las demostraciones y charlas que hoy en día hace a través de distintas plataforma. Laura estuvo en el programa Proades, de la Federación Extremeña, en otro de la Diputación de Badajoz con la Federación Extremeña y, últimamente, con el atleta Houssame Benabbou en Somos Olímpicos para transmitir los valores de los Juegos por los colegios a chicos de Primaria. También daba clase de su deporte a niñas de Calamonte, Arroyo de San Serván y Torremejía.

Todo eso se ha tenido que interrumpir, lógicamente, y se ha convertido en una maestra improvisada, preocupada por cómo afectará a la educación de la niña que no pueda ir a clase de forma presencial. «Estoy ayudándole como puedo a que siga el curso, pero el miedo que tengo es que ahora, como pasa a Primaria, no tenga la suficiente preparación al perder este trimestre. No sabemos cómo puede acabar esto», confiesa. Como mínimo, la tiene entretenida. «Le hago retos para que los mande a los grupos y nos divertimos», añade.

Subirse por las paredes

Sin embargo, el confinamiento ya pesa y deseando que llegue el día 27 para poder dar un paseo, respirar aire puro, ir dejando atrás tanto encierro. «Estamos echando de menos todo, subiéndonos por las paredes por no hacer ejercicio, sobre todo los que estamos acostumbrados a hacer deporte. Es complicado si no tienes una casa grande. Si lo intentas con la gimnasia, te puedes hacer daño. La niña y yo sí que hacemos un poco de baile. En general, tratando de sobrellevarlo».

Campos también se pone en la piel de los que han visto aplazados sus sueños olímpicos. «Estaba claro que había que pasarlos al 2021 porque ahora no se podían hacer, pero eso va a obligar a muchos deportistas a prolongar su preparación un año más y eso es duro», apunta. En el caso concreto de la gimnasia, «por estar un mes sin hacer las asimétricas te salen más callos y domarlos es muy difícil».