Pese a que nunca ha ganado en el Olímpico de Múnich, el Real Madrid acude como favorito a Alemania, porque el Bayern Múnich apenas puede ocultar su crisis.

Eliminado de la Copa por un conjunto de Segunda (Alemannia Aachen), distanciado a siete puntos del Werder Bremen, líder de la Bundesliga, el equipo que dirige Ottmar Hitzfeld acumula críticas y se agarra con desesperación a la efectividad del holandés Roy Makaay.

No se salva de las críticas ni el meta Oliver Kahn, elegido el pasado año el deportista más antipático de Alemania, y a quien ya se le cuestiona su puesto en la selección, ni su organizador Michael Ballack, que se ha ganado más titulares por sus expulsiones que por su juego. Contra el Hamburgo, el sábado, no jugaron ni Kahn, con dolores en la espalda, ni Ballack, con bronquitis, ni el peruano Claudio Pizarro, con problemas en un tobillo, aunque probablemente estarán los tres frente al Real Madrid.

El conjunto madridista presenta la cara opuesta; líder del campeonato español, finalista de la Copa del Rey y confiado en su grupo de estrellas.