Casi sin tiempo para digerir la derrota en Mallorca, el Madrid de Zidane se juega en Estambul ante el Galatasaray buena parte de su futuro en la Liga de Campeones, entre una crisis galopante instalada que se agudiza tras cada mal resultado y que ya ha desatado los rumores de cambio de técnico, ante lo que Zidane y Ramos respondieron cerrando filas en torno a un equipo unido.

No voy a decir que no me molesta lo que están diciendo, porque me molesta, pero tengo que dejar a la gene opinar. Sé dónde estamos, la presión siempre va a estar. No vamos a cambiar que se hable de que hay que cambiar al entrenador, dijo Zidane algo resignado.

Junto al técnico habló el capitán Sergio Ramos, el elegido para las grandes citas, en medio de un ambiente dramático aún en octubre: Lo único que queremos es ganar, queremos reivindicarnos con un buen resultado después de todas las especulaciones. Todo el mundo sabe que el vestuario está a muerte con Zidane, pase lo que pase, empezó diciendo el defensor.

Aún así, los medios madrileños hablan sin tapujos de la posibilidad de que Zidane sea despedido, el técnico que regresó hace menos de un año para salvar a la directiva de un huracán en forma de protesta masiva. Ya empiezan a sonar nombres de sustitutos: el sempiterno Mourinho, que reaparece como la mala hierba cuando la tierra no está trabajada, y el desempleado Allegri. Zidane está curado de espanto, conoce el nivel de exigencia y sabe vivir al margen del halago y la crítica, dijo Ramos.

LA VARA DE MEDIR

En el fútbol la vara de medir es distinta para muchos. Yo no estoy para cambiar la opinión de nadie. Entiendo que la novedad es interesante para la prensa, pero a nosotros nos cansa. Zidane merece un respeto por lo que ha hecho, no que se le cuestione cada vez que se empata un partido, terminó el capitán.

La Champions, que solía ser un remanso de paz para los blancos, se presenta ahora como otra piedra en el camino, con el equipo colista de grupo tras el bochorno en París (3-0) y el dramático empate en casa ante el Brujas (2-2), sin Bale, Modric y Lucas Vázquez, aunque con Hazard.

La derrota en Turquía no eliminaría al Madrid de la pelea por jugar octavos de final, sin un competidor claro por la segunda plaza entre Brujas y Galatasaray, pero ahondaría en los inagotables quebraderos de cabeza un club que sigue preocupado, un año y medio, porque sus jugadores no están al nivel esperado.