El Madrid ha entrado en crisis. Y en pánico. Descabalgado de su liderato por el Barça después de su derrota en Mallorca, el equipo de Zidane balbucea en Europa tras un desastroso inicio con un punto de seis posibles: derrota en casa del Paris SG y empate, y gracias, en el Bernabéu ante el Brujas. De ahí, que su duelo del martes en Estambul frente al Galatasaray adquiera tintes dramáticos en caso de derrota. Se está jugando el futuro. Ni más, ni menos.

No ha sabido, además, el Madrid aprovechar el tumultuoso arranque del Barça fuera de casa en la Liga (derrota en San Mamés, empate en Pamplona y derrota en Granada) ni tan siquiera aprovechar que Messi ha estado más tiempo en la enfermería que en el césped.

Bastó la primera, y estrepitosa, caída liguera en Son Moix para agitar la coctelera de los nervios en el madridismo, que vive huérfano y desamparado desde la marcha de Cristiano Ronaldo a la Juventus.

ZIZOU, EROSIONADO

Zidane, a quien la erosión de los meses finales de la pasada temporada también le está pasando factura, está bajo sospecha. Su plan A no es excesivamente fiable, al menos en la Champions. Y su plan B tampoco ha dado resultado. El técnico no da con la tecla para dibujar un sistema táctico reconocible. Su equipo vive, sobre todo, del ataque de eficacia de Benzema, pero no tiene una identidad, castigado, como anda, por una plaga sin fin de lesiones musculares.

No queda ahora rastro de ese Madrid que se declaraba en rebeldía, capaz de superar cualquier adversidad, cuestionado como está en zonas estratégicas, empezando por la portería. A Courtois se le mira con mala cara, y hasta cierto desdén, porque no ha podido igualar aquellas milagrosas paradas de Keylor Navas, ahora convertido en intocable de la portería del Paris SG.

Zidane tiene también el problema de la defensa porque Varane, Marcelo, Mendy y Carvajal han sufrido problemas físicos y Militao, por quien el club pagó 50 millones de euros, no ha encajado en la estructura. En el centro del campo, Casemiro está demasiado solo, obligado a jugar cada minuto, sin margen de descanso alguno, ya que Kroos y Modric han pagado el desgaste de tanto años de esfuerzo.

1 GOL EN 4 DESPLAZAMIENTOS

Aunque el verdadero drama blanco anida en el ataque. La vida sin CR7 es cada vez más compleja. Se intuía difícil, por mucho que Florentino emitiera mensajes de indiferencia a la marcha del astro luso, pero no tanto. En sus cuatro últimas salidas lejos del Bernabéu (Paris SG, Sevilla, Atlético y Mallorca), el Madrid ha marcado solo un gol. Obra, claro, de Benzema, que le dió los tres puntos en el Sánchez Pizjuán.

Bale, entretanto, continúa siendo un misterio. Vinicius promete muchas cosas, pero no termina de cumplir ninguna. Apenas un tanto en 277 minutos de temporada. ¿Hazard? Aún se le sigue esperando. ¿Jovic? Ni remata. Y este martes, Zidane se juega Europa.