Pese a los innegables intentos de Zidane, el final de temporada del Madrid fue tan frustrante como el resto del curso, tan decepcionante como el rendimiento de sus mejores jugadores y tan poco halagüeño para el futuro como la clarividencia de Vinicius ante el gol, de vuelta como el mejor del once y, otra vez, sin efectividad. El Bernabéu, con el interés justo, terminó dedicando una pitada integral para cerrar de la peor forma una etapa que quedará en la historia.

El día de la despedida de una generación con una colección de Ligas de Campeones, se inició con una ovación unánime a Keylor Navas, como si fuera la primera tarea que tenía en su lista la grada del Bernabéu.

El portero costarricense es uno de los pocos respaldados de una temporada que no ha hecho prisioneros, solo víctimas de un curso infame, comenzando por un Bale que no llegó a saltar al césped pese a entrar en la convocatoria, y siguiendo por todos los señalados para liderar un proyecto naufragado, desde Courtois hasta Modric, pasando por Asensio, Kroos, Varane, Marcelo o Isco, con el fracaso de los fichajes a cuestas.

Partido sin interés

El partido fue como un último día de colegio, con presencia obligada pero con el interés justo para pasar la jornada. Entre el ritmo cansino del centro del campo del Betis y la desidia del Madrid, apenas alguna carrera de Vinicius, como aquellas que solía hacer, volvió a remover a un Bernabéu que terminó casi tan de vacaciones como el equipo.

Para los dos equipos, sobre todo para los de Zidane, era el último día de una temporada tortuosa, el ilusionante final de una prolongada estancia instalado en el calvario, aunque las perspectivas de futuro solo estén cimentadas en una creencia incondicional en lo que pueda inventar el técnico francés con los patrones que le marque el mercado.

Por el momento, Benzema estrelló en el palo la mejor ocasión que tuvo para acudir a su cita con el gol, tras un regalo, ya envuelto, que le cedió el bético Francis. El francés es el único titular blanco a la altura de la expectativas, junto a las novedades de Vinicius y Brahim, aún con su camino por hacer.

Suspenso general

En lo que apenas sería un esbozo del Madrid del futuro, con los jóvenes extremos junto a Benzema, dos centrocampistas potentes físicamente junto a Modric y laterales ofensivos, el resultado fue un partido sin interés ni atractivo, entre la decepción de un estadio cada vez más vacío.

El Betis, inmerso en su propio trance, se asimiló al ínfimo nivel de intensidad que se encontró en Madrid y apenas incomodó al rival, salvo por la velocidad de Junior que puso en problemas, una vez más en la temporada, a un Carvajal que debió ser expulsado tras una falta sobre el lateral bético de origen dominicano.

Aún así, un desmarque inesperado de Guardado a la banda fue suficiente para quebrar la irregular línea defensiva del Madrid. Loren llegó solo en el segundo palo e hizo un gol que terminó de excavar la tumba de la temporada del Madrid.

Entre división de opiniones entraron Isco y Asensio, menos entusiastas que los que recibió el bético Jesé, pero el poco peligro del partido siguió siendo de un Betis que salió del Bernabéu con la depresión atenuada tras enfrentarse a un Madrid desalentador y deshecho, receptor de la nítida pitada de una grada hastiada a la que no le quedó más remedio que reaccionar ante la bochornosa imagen del equipo, sobre todo tras los cambios.