GIMNASTIC: Rubén Pérez; Ruz, Cáceres, Llera, Mingo; Abel, Juan (Merino, m.53); Cuéllar, Pinilla, Gil (Campano, m.68); Makukula (Ismael, m.71).

REAL MADRID: Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Helguera, Roberto Carlos; Emerson, Diarra; Raúl, Guti (Reyes, m.73), Robinho; Van Nistelrooy.

GOLES: 1-0. m.29: Abel Buades, de penalti. 1-1. m.43: Roberto Carlos.; 1-2. m.49: Helguera. 1-3. m.85: Robinho.

ARBITRO: Mejuto González, del colegio asturiano. Mostró cartulinas amarillas a Cannavaro (m.27), Ruz (m.31), Juan (m.35) y Mingo (m.38).

El Real Madrid de Fabio Capello hizo los deberes en Tarragona al derrotar a un Gimnástic que mereció más, pero creó muchas dudas sobre su juego, deja a la vista carencias del pasado y ha defraudado con un estilo escaso de ideas en ataque y con una debilidad alarmante en defensa.

El Nástic empezó pegando, tras un contragolpe perfecto iniciado por Pinilla en propio campo, y seguido por Cuéllar, quien puso el balón en la cabeza de Juan, en el punto de penalti, pero sin remate. Fue sólo el primer aviso de un equipo que apretó en los primeros compases.

El partido tuvo un ritmo frenético en estos minutos, con un Nástic que se comió al conjunto de Capello, al que le costó mucho crear juego en estos primeros minutos. Sin ideas, sin salida desde atrás.

EL 1-0 El gol era cuestión de paciencia, y llegó en el minuto 27 cuando Makukula fue derribado por Cannavaro en el área tras una jugada de Mingo y Pinilla por la izquierda, y Mejuto decretó penalti y Buades no perdonó. El resultado era justo, y en ese momento Robinho salió al rescate viendo la luz en la oscuridad, el único capaz de deshacer la telaraña defensiva de los de Luis César. Una de esas jugadas culminó con una falta en la frontal, sobre Van Nistelrooy. Esta vez Roberto Carlos no falló.

En la reanudación el Real Madrid mató, a pesar de que el Nástic lo intentó en las primeras aproximaciones. La calidad se impuso una vez más, y Helguera marcó el segundo tras rematar un córner de forma impecable.

El Real siguió mostrando sus carencias defensivas, sobre todo por las bandas, dónde Cuéllar y Gil camparon a sus anchas, con constantes llegadas al área de Casillas, pero sin crear excesivo peligro, pues los centros siempre fueron fáciles para la defensa.

Con el primer cambio, Capello renunció a la creación, si es que ésta existió, al dar entrada a Reyes, pero quitando a Guti, con lo que Emerson y Diarra se quedaron como canalizadores.

Quiso el Nástic darle emoción al encuentro, y eso sí, nunca le perdió la cara al mismo, dejando una muy buena imagen. Luis César puso toda la carne en el asador en esos minutos, dando entrada a hombres creativos como Merino o Ismael. Y dio sus frutos. El Nástic volvió a apretar a los blancos, y Pinilla tuvo en sus botas el empate a los 78 minutos pero Casillas despejó.

No se rindió ahí el equipo de Luis César, que lo intentó pero sin pegada. Ismael lo intentó desde lejos, y Casillas despejó de puños. Fueron los últimos coletazos de los locales, porque en la mejor jugada del partido tocó el Madrid a placer, y culminó con un centro de Sergio Ramos desde la derecha que Robinho envió al fondo de la red.