REAL MADRID: Diego López; Essien, Varane, Sergio Ramos, Coentrao (Arbeloa, m.69); Pepe, Modric; Callejón, Kaká (Khedira, m.58), Morata; y Benzema (Cristiano Ronaldo, m.58).

BARCELONA: Víctor Valdés, Alvés, Piqué, Mascherano, Jordi Alba, Sergio Busquets, Thiago, Iniesta, Pedro (Adriano, m.77), Messi y Villa (Alexis, m.67).

GOLES: 1-0, m.6: Benzema. 1-1, m.18: Messi. 2-1, m.83: Sergio Ramos.

ARBITRO: Pérez Lasa (Vasco). Expulsó a Valdés con doble amonestación con el partido acabado por protestar. En el acta apuntó que le dijo: "Os habéis cagado, no tenéis vergüenza".

El Real Madrid derrotó por segunda vez en una semana a un Barcelona desfigurado, que perdió la oportunidad de recuperar la autoestima en el Santiago Bernabéu, ante un rival que comenzó plagado de suplentes y acabó venciendo por ganas y fe con un testarazo con el alma de Sergio Ramos (2-1).

Un clásico puede llegar con tintes de intrascendencia pero siempre será un duelo de alta rivalidad, un impulso anímico o un varapalo, uno de esos partidos que todos los futbolistas desean jugar. Se notó en un Real Madrid inédito. Repleto de suplentes ante un Barcelona repleto de dudas. La plantilla azulgrana necesitaba un buen resultado. Jordi Roura más aún, señalado como culpable con la sombra de la autogestión con Tito Vilanova en Nueva York.

Encontró Mourinho la fórmula para frenar al Barcelona. La puede patentar porque hasta con futbolistas poco habituales logró desfigurar el juego de su gran rival. Atraviesa el conjunto catalán un momento preocupante. Derrotado en partidos claves, por Milán y Real Madrid, fue patente su falta de confianza.

El Barça jugó andando. Tocó sin profundidad. Aburrió. Sin desmarques de ruptura se ahogó en la maraña defensiva de Mourinho. Dos líneas de cuatro. Un dibujo por encima de los nombres. Con el guerrero Pepe acudiendo a todas las batallas de medio centro. Su imagen en la zona de construcción era una muestra de que el Real Madrid no quería el balón.

Comenzó valiente empujado por su afición, presionando a un rival con dudas tras la eliminación copera y a la primera encontró el premio. Morata se fue con una pasmosa facilidad de Alves a los seis minutos y puso un centro que remachó Benzema.

La intensidad que aplicaban los madridistas contrastaba con la pasividad de los barcelonistas. Por encima de la amplia diferencia de puntos había en juego un aspecto psicológico que no podían dejar pasar. Ante sí tenían un equipo de suplentes, la oportunidad de firmar un triunfo que devolviese autoestima, sin embargo comenzó desangrándose por su sangría defensiva. Trece partidos consecutivos encajando goles.

El Real Madrid entregó el balón y el Barça dominó. Sin movimientos no hay espacios. El primer desmarque que lanzó Messi lo hizo gol. A espaldas de los centrales blancos, recibió con comodidad el pase de Alves y colocó su disparo.

Máxima efectividad en un partido que perdió su brillo. El fútbol del Real Madrid no apareció ni al contragolpe. La primera que apareció Modric la puso perfecta. De nuevo a espaldas de un despistado Alves y Morata cabeceó al lateral de la red.

El Barcelona tuvo una más en el primer acto y fue por regalo del rival. Un mal despeje de Essien acabó en pies de Messi. Esta vez su disparo salió centrado, sin problemas para Diego López. La cerilla que otras veces enciende el fuego en esta ocasión no provocó enfrentamientos. Un mal gesto de Mascherano en la devolución de un balón y un gesto a la grada de Jordi Alba.

SIN XAVI, MENOS Futbolistas eléctricos como Pedro no desequilibraban. Villa dejó pasar su oportunidad y Thiago dejó imprecisiones en una zona que hace daño a su equipo. La ausencia de Xavi es una sombra alargada.

Y sin Xabi Alonso el Real Madrid pierde consistencia. Demasiado tuvo con mantener el empate hasta un momento que enloqueció a la grada. Cristiano Ronaldo saltó al campo (minuto 58) y el partido entró en un nuevo escenario. El Barcelona no disparó a puerta en toda la segunda parte. Cristiano subió una marcha y Khedira dio más minutos de balón al Real Madrid.

Valdés comenzó a intervenir. Brillante para sacar un disparo de falta de Cristiano repleto de potencia desde 35 metros. El portugués salía fresco.

Morata tuvo la gloria en sus manos. Se presentó sólo ante Valdés pero se le hizo de noche. El Barcelona estaba grogui y apareció con su potencia habitual Sergio Ramos para hacer el 2-1.

La polémica, que nunca falta, estaba reservada para el final. Tras el disparo a la escuadra que repelió la madera de Cristiano, Alexis cayó en una acción con Sergio Ramos dentro del área cuando el partido se despedía. Hasta Iniesta, siempre calmado, fue amonestado por protestar. Valdés acabó expulsado.