La primera Supercopa de los petrodólares se la llevó el Real Madrid en una final que hasta a prórroga fue tan trepidante como la noche saudí. Los reyes de la velada acabaron siendo Courtois, que puso las manos en la tanda de penaltis decisiva y en los ratos de acoso del Atlético, y Sergio Ramos, firmante del último tanto.

La final acabó siendo el menos atractivo de los tres encuentros de este evento hispanosaudí. Tantos millones pagados para un 0-0. Tantos millones quizá merecerían tiempo extendido de fútbol y hasta una tanda desde la pena máxima. Depende de cómo se mire.

Zidane superpobló la medular, como ya hizo ante el Valencia, forzado por las lesiones en la línea de ataque. Si en la semifinal pareció la pócima de la eterna juventud, ante el Atlético el fármaco no hizo el mismo efecto.

Simeone le puso más guindilla a su equipo que ante el Barça, el partido de la guillotina de Valverde, y sus jugadores no esperaron 80 minutos para echarse al monte. Sin temeridad, evidentemente, que la aventura loca no forma parte de los mandamientos del argentino, el Atlético rondó algo la puerta de Courtois y, sobre todo, le paró los pies al pelotón del centro del campo blanco, deseoso de secuestrar la pelota, darle ajetreo de aquí hacia allá y probar si Oblak estaba atento, que lo estuvo todo el partido.

A la gente de Yeda le habría gustado ver a Messi, los Beatles al completo él solo. Pero les agradó a los presentes celebrar los goles en los penaltis del Madrid, marca más potente que el Atlético también a la vera del mar Rojo. A la gente de Yeda le agradó también que Ramos culminara la final.

A todo ellos les dio un sofoco cuando Ramos puso a los pies de Joao Felix una entrega patosa en el primer tiempo. El portugués, tan añorado de Lisboa, desperdició el regalo con un disparo mordido, imberbe. Se le sigue viendo caro. Se le intuye bueno, pero da la sensación de no saber acabarse ni los postres.

Jovic, otro fichaje, en el otro lado, al que le acompaña la discreción en estos inicios en la capital, se quiso arrogar cierto protagonismo nada más comenzar la segunda parte. Un disparo aquí, una carrera vertical allá, aún otro amago de remate... Bien. Nada que hiciera olvidar a Benzema, pero se le puede mencionar su participación en esta final.

Movida en la prórroga

Morata, de modo más remarcable, podría haber recibido más que una mención si hubiera culminado con más músculo un pase profundo de Trippier a falta de diez minutos. Courtois tapó con astucia el palo corto el disparo fofo. Estaba ahí la copa. También estaba en el remate de Rodrygo poco después. Otro que chutó sin vitaminas.

Y así a la prórroga, rato en que empezó la tralla. Movida madrileña, con la artillería de ambos bandos disparando hasta agotar existencias. Más cerca de la diana estuvieron los rojiblancos, en particular en la carrera furiosa de Morata ya casi al final que torpedeó Valverde por detrás y que le costó una expulsión inapelable. Conservó con la acción expeditiva el empate sin goles. Fructífera a la vista del resultado. Quizá por eso le dieron el MVP.

Real Madrid, 0 - Atlético de Madrid, 0 (4-1 en los penaltis)

Real Madrid: Courtois (9); Carvajal (6), Ramos (6), Varane (5), Mendy (7); Casemiro (6), Valverde (7), Kroos (5), Modric (6); Isco (5), Jovic (5).

Técnico: Zidane (6).

Cambios: Rodrygo (6) por Isco (m. 60); Mariano (5) por Jovic (m. 82).

Atlético de Madrid: Oblak (8); Trippier (5), Felipe (6), Giménez (5), Lodi (6); Herrera (5), Thomas (7), Saúl (7), Correa (7); Morata (7), Joao Felix (5).

Técnico: Simeone (6).

Cambios: Vitolo (6) por Herrera (m. 56); M. Llorente (s.c.) por Lodi (m. 89);

Árbitro: Sánchez Martínez (7), murciano.

Tarjetas: Felipe (m. 27), Thomas (m. 73), Mendy (m. 90), Modric (m. 92), Savic (m.115), Carvajal (m. 155). Roja: Valverde (m. 115).

Estadio: King Abdullah Sports City (59.053 espectadores).