La crisis del Real Madrid parece ser profunda, muy profunda. Ya no se trata solo de las reivindicaciones que su técnico, el polémico José Mourinho, esgrimió, el pasado domingo por la noche, contra el director general de la entidad, el argentino Jorge Valdano, no, se trata de algo más serio. Florentino Pérez, que sentó ayer en su mesa navideña a los dos máximos responsables de la entidad a nivel deportivo, no ha querido llevarse más sorpresas y ha decidido que Mou no comparezca hoy ante la prensa como es habitual el día antes de un partido, esta vez, de Copa. El argumento del club es que no conviene y que es mejor para la entidad que sea Karanka quien dé las explicaciones peertinentes sobre lo que ocurrirá mañana en el encuentro copero frente al Levante.

La postura de Mourinho, que exigió que fuesen los altos ejecutivos del club quienes le defendiesen a él y a sus jugadores, no solo de los malos arbitrajes que dicen padecer sino de los ataques externos que sufren, ha provocado una serie de críticas muy ácidas de los medios de comunicación madrileños y, sobre todo, de los tertulianos próximos a la Casa Blanca, que critican a Florentino Pérez por haber concedido manga ancha y todo lo que le ha pedido al técnico portugués, el mismo que se pone un 11 como nota por su trabajo en este el 2010 que ya acaba y que, según todos los comentarios, fue incapaz de sobrevivir dignamente a su primer encontronazo con el Barça, saldado con un 5-0 en el Camp Nou del que, dicen, es el resultado que está provocando toda esta crisis.

Es evidente que ocultar a Mourinho, evitarle responder a las preguntas que los medios madrileños le hubiesen hecho hoy, es la única manera que ha encontrado Pérez y Valdano para evitar males mayores. La ley del silencio, que ya se impuso tras el 5-0 del Camp Nou, cuando solo Xavi Alonso habló a la televisión que retransmitía el choque desde el mismo césped, va ganando enteros en un club que, hasta la aparición de Mourinho, siempre fue muy abierto, tanto en la Ciudad Deportiva como en el estadio Santiago Bernabéu.