Soledad en La Cibeles, santuario madridista y bullicio interminable en Neptuno, dios del Atlético. Ambas fuentes están separadas por apenas 400 metros de distancia, pero entre la afición rojiblanca y madridista media un mundo. Madrid fue rojiblanco desde que en la madrugada del sábado los seguidores del Atlético dejaron de frotarse los ojos. Sí, habían vuelto a ganar al Madrid desde aquel 30 de octubre de 1999 cuando vencieron 1-3 en el Bernabéu con dos tantos de Hasselbaink y uno de José Mari, y lo celebraron por todo lo alto.

Con Simeone, el Atlético ha alcanzado su mayoría de edad. De la mano del técnico argentino, el equipo rojiblanco ha conseguido meterse en puestos de Champions y ha ganado las tres finales que ha disputado: Supercopa Europa, Liga Europa y la final de Copa del viernes. Ese triunfo le sirve para enterrar 14 años de frustraciones ante el Madrid, un equipo que no había perdido con sus vecinos del Manzanares en los últimos 25 partidos.

No era de extrañar que la alegría se desbordara desde el momento en el que Gabi levantó la Copa al cielo de Madrid. "Sabemos jugar las finales", afirmó el capitán del equipo rojiblanco, consciente de haber pagado la gran deuda con una afición que nunca perdió la fe en su equipo.

La fiesta de ayer comenzó en La Comunidad de Madrid, en donde Falcao ofreció la Copa a la afición, mientras que Gabi mantenía que "hoy Madrid y toda España es rojiblanca". Mucho menos acertado estuvo Courtois, que dirigió unas palabras a los seguidores del Madrid. "Salta, salta, salta, pequeño canguro, y a los madridistas que les den por culo", dijo el portero.

Años del último triunfo

Posteriormente, la comitiva se dirigió al Ayuntamiento. Luego llegó el gran momento cuando la plantilla aterrizó en Neptuno, donde se desató la euforia entre los cientos de miles de seguidores. Vestidos con una camiseta con la leyenda 'ser campeón no es una meta, es una actitud' y 'Madrid es rojiblanca' en el reverso, los jugadores fueron desfilando ante el delirio de sus seguidores.

"Lo mejor que tenemos los atléticos es que nunca dejamos de creer en nosotros. Ganamos en el mejor partido en el que teníamos que ganar, en una final y en el Bernabéu", dijo Simeone poco antes de que Gabi le pusiera la bandera a Neptuno y la bufanda al tridente del dios.

Todo eso en medio de la tremenda decepción del Madrid por perder el último título que podía cambiar el mal sabor de una temporada que se ha convertido en un fracaso global. Ningún seguidor blanco deseará que su equipo vuelva a jugar una final copera en casa. Ha jugado nuevo y solo ha ganado dos.