No habían ganado la ´Champions´, pero por momentos lo pareció. Jugadores, técnicos y auxilares del Cacereño festejaron hasta bien entrada la madrugada la permanencia. Y lo hicieron a lo grande.

Las imágenes del defensa Raúl Palero en calzoncillos, difundidas ayer por este diario, pudieron dar el pistoletazo de salida a un largo festejo. Los futbolistas dieron rienda a su euforia en el vestuario, pero aún quedaba más, bastante más, ya en Cáceres.

El bar-restaurante del camping, situado justo al lado del estadio Príncipe Felipe, fue el inicio de la celebración en la ciudad. Ahí tuvo lugar una cena informal que no contó ni con el presidente, Antonio Martínez Buzo, ni con el consejero delegado, Antonio Martínez Doblas, que se marcharon desde Badajoz a Zafra.

"Estuvimos cantando y pasándolo bien. Estaban todos". Lo dice un testigo --y participante-- de la fiesta. Todos iban en chándal, excepto Ito y Roberto, que fueron los únicos que se vistieron de calle para la ocasión. Ahí se pudieron escuchar todo tipo de consignas, entre ellas "Pani entrenador, Pani entrenador". El segundo entrenador, Juan Carlos Paniagua, es muy querido por los futbolistas del Cacereño. Aunque fuera informalmente, buena parte de ellos se decantaría por el exfutbolista de Primera con el Compostela como sustituto de Angel Marcos. El feeling con ellos es total.

Coincidencia

Tras la cena, a La Madrila. Y ahí sucedió algo inesperado que terminó por exacerbar los sentimientos en positivo. En La Fontana, histórico santuario de la noche cacereña, se encontraron los futbolistas de dos equipos que acaban de conseguir sus objetivos. "Llegaron los del Arroyo; aquello fue ya...". En el equipo que entrena Tomás García juegan varios futbolistas de reciente pasado verde, como Carlitos, Tomás, y otros como el canterano Acero, ya de hace varias temporadas.

Unos y otros compartieron copas, risas y cánticos en la noche de La Madrila. La meta se había cumplido.

"No había casi nada abierto, pero lo pasamos bien". El festejo acabó en la zona de copas de La Madrila Baja. Allí también estaban algunos aficionados y buena parte de las novias-mujeres de los futbolistas. Tomás, el experimentado defensa salmantino, con fama de ser un tipo muy serio, se arrancó con el breakdance en lo que fue un claro ejemplo del ambiente que se vivía. Era la hora de desinhibirse. Ayer, resaca y cumplimiento de promesas, como la de José María Asenjo, que subió al santuario para dar las gracias a la patrona.

También se deshinibieron los aficionados que llenaban los tres autobuses desplazados a Badajoz. Algunos de ellos hicieron su particular fiesta en la plaza de América, fin del trayecto, dando rienda suelta a su alegría con cánticos e, incluso, parando a los vehículos que circulaban.

Después de casi una hora sin poder salir del estadio José Pache por razones de seguridad, los hinchas llegaron a Cáceres para festejarlo. Ellos también eran felices, muy felices. Como los arroyanos. Como los futbolistas verdes.