Es sólo una carrera, la primera de las 19 de las que se compone el Mundial, pero ha bastado el Gran Premio de Australia para que Fernando Alonso proclame a los cuatro vientos que quiere la corona de Michael Schumacher, el heptacampeón del mundo de F-1 que ayer, en Melbourne, acabó cabizbajo en su taller después de su retirada.

El asturiano fue víctima de la mala suerte en la calificación, pero protagonizó una espectacular remontada que le llevó del puesto 13 de la parrilla a la tercera plaza del podio en Melbourne. El asturiano marcó la vuelta rápida y se marcha de Australia con la moral por las nubes, entre otras cosas, porque su compañero Giancarlo Fisichella ganó sin esforzarse lo más mínimo, exprimiendo las mil virtudes que dicen tiene y demuestra el flamante R25. Renault no hizo doblete, pero casi, y ofreció unas sensaciones inmejorables.

ORDENES CONSERVADORAS Es muy posible que, dado que este año los motores han de durar dos carreras y la próxima es en la calurosa Malaisia, Alonso recibiera órdenes de no acosar al brasileño Rubens Barrichello, que colocó su Ferrari en el segundo escalón del podio. Renault fue la gran triunfador de esta primera cita. Ganó el oro y el bronce, demostró su potencial, asistió a la derrota del kaiser alemán, al pobre punto logrado por Kimmi Raikkonen (McLaren-Mercedes) y, mejor aún, al discreto sexto puesto de su compañero Juan Pablo Montoya.

El formato de calificación --sólo un piloto en pista-- puede ser más atractivo para la televisión pero propicia desigualdad si las condiciones ambientales son cambiantes. Asfalto seco para unos, mojado para otros y una tromba de agua impresionante para rematar. Fisichella se vio beneficiado y logró una cómoda pole. Los McLaren, Ferrari y Alonso se fueron a la parte trasera de la parrilla.

Desmotivado Schumacher, medio averiado Raikkonen y descentrado Montoya, sólo Alonso y Robinho se encomendaron a la remontada. Schumi se fue a casa tras tocarse con Nick Heidfeld, después de 35 vueltas de lucha por los puestos basura.

ATASCO AL INICIO Alonso no desesperó. Arrancó desde el puesto 13 y superó antes de la primera curva al Jordan de Narain Karthikeyan y al Ferrari de Barrichello, pero se vio taponado en la curva dos y tres (Jones y Brabham) y completó la primera vuelta en el puesto 11. Lo peor era que justo delante se había quedado Jacques Villeneuve. Albert Park es un circuito difícil para adelantar, aunque el canadiense fuera casi dos segundos más lento por vuelta que Alonso. Por delante, Fisichella mandaba con autoridad, seguido por un trenecito con Trulli (antes de que su Toyota destrozara los neumáticos y le dejara fuera de los puntos), Coulthard --soprendente con el Red Bull-- Webber, motivado en casa, Heidfeld, Klein y Barrichello.

Alonso sabía que era más rápido que todos ellos, pero se desesperaba tras el Sauber de Villeneuve, y necesitó 17 vueltas para adelantar al canadiense. Lo hizo al segundo intento y ahí comenzó su vertiginosa remontada. El asturiano partió con más gasolina que nadie y fue el último en entrar a respostar. A medida que se vaciaba la pista, él mejoraba sus tiempos. Desde que rebasó a Villeneuve fue el piloto más rápido y redujo los 32 segundos que le separaban de Fisichella en la vuelta 17 a sólo 8 al final.

ESCALADA INTERMINABLE Tras el primer repostaje, se colocó séptimo, adelantó en pista al Toyota de Jarno Trulli y siguió la escalada marcando una y otra vez la vuelta rápida que le llevó a situarse líder a 13 vueltas del final cuando, nuevamente, fue el último en entrar a repostar. Salió del pit-stop en tercer lugar, 10 puestos ganados desde que dejó atrás a Raikkonen y Monteiro en la recta de salida; Karthikeyan, Montoya, Button y Heidfeld, en el primer repostaje; Coulthard, Klein y Webber, en el segundo, y dos adelantamientos dobles en pista a Villenueve y Trulli.

A 11 vueltas del final, Alonso tenía a Barrichello a tres segundos, pero el brasileño, autor de otra gran remontada desde el puesto duodécimo de la parrilla, rodaba dos o tres décimas más lento, suficiente para ser alcanzado por el ovetense, pero una diferencia muy corta para intentar adelantar en Albert Park. Así que el Nano limitó el régimen de su motor y comenzó a pensar en el Gran Premio de Malasia, donde hay licencia para seguir soñando con el título.